Capítulo 20 Part 3 "El anzuelo del pez, eres tú"

499 37 9
                                    


{..}

Bajé del taxi apresurada y subí los escalones del hospital, llegué angustiada y ví a Ji Eun en una camilla.

—Mamá—ella comenzó a llorar, me acerqué a ella y la abracé.

—¿Estás bien? ¿Dolió mucho? Estoy aquí, todo estará bien, ¿mhn? No te preocupes, iremos a casa, descansarás y pronto estarás bien.

—¿Usted es la madre de Lee Ji Eun?—escuché al doctor, giré y tomé la mano de la niña.

—Sí, soy yo. ¿Ella estará bien? ¿Hay algo que ella comió que le hizo daño?

—Sí, consumió mucha azúcar últimamente lo que hizo a su estómago generar una reacción negativa. Debido al registro de la paciente contacté al nutriólogo de la niña, ella aparentemente dejó de ir a sus dos ultimas citas. Ella podría generar diabetes temprana sí sigue de esa manera. ¿Estuvo al tanto de su alimentación?

Bajé mi vista y mis ojos se llenaron de lágrimas. Ella tenía suero y parecía adormecida.

—Doctor Sik, venga por favor—una enfermera lo llamó, el se retiró.

Mi vista viajó hacía Jieun quién sujeto mi mano. Es propensa a diabetes y ni sí quiera lo sabía...todos estos días, me encargué de darle cosas dulces.

Es por mi que ella estaba así.

—Mamá, aún duele...—murmuró.

—Lo siento Jieun, de verdad lo siento. ¿Mhn?—las lágrimas cayeron,—Lo siento ser una mala mamá—acaricié su cabello.

Mi teléfono comenzó a timbrar y ví el nombre de Seoyoon.

—Lo siento Seoyoon—me disculpe,—De verdad lo siento—conté asustada.

—Somi. Nada de lo que sucede es tu culpa, deja de disculparte.

—Mhn, es todo debido a mí, le compré nieves, la dejé comer cosas que no debía y compré dulces para ella. ¡Hice todas esas cosas y ahora ella está enferma!—lloré.

{..}

Sentada en la sala se espera ella corrió hacía mí.

—¡Mamá!—se emocionó y la recibí alerta. No me moví.

—Jieun. Tú...¿sabes, porqué viniste aquí?

—Mhn. El Doctor dijo que no debía comer dulces, que era malo para mí.

—Mhn, los dulces son malos para ti, pero mamá te los dio. ¿No estás molesta por eso?—pregunté, ella me miró y limpió una lágrima de mi mejilla.

—No, porqué eres mi mamá—sonrío feliz,—Pero, mamá, ¿por qué estás llorando? ¿También te hicieron daño los dulces?

—No lo estoy haciendo—me levanté y sonreí entre lágrimas, me levanté y tomé su mano,—Vamos a casa.

—Mamá. Cuándo descanse, ¿iremos al parque?

—Claro que sí. Haremos todo lo que quieras—sonreí divertida.

Un mensaje llegó a mi teléfono y lo saqué de mi saco, leí el mensaje desconocido.

¿Qué pasó ayer?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora