Capítulo 23 Part 4

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—Deberíamos repetirlo—Seoyoon siguió el juego.

Abrí mi boca aún más, junté ambas cejas y golpeé su hombro quejándome por lo bajo.

—¿Que es lo qué haces? ¡No hagas esto más grande!—lo regañe para cerrar mis ojos tras la vergüenza.

—¿Oíste lo que dijo la chica? Imagina lo que dirían sus padres si se enterarán—comentó una voz horrorizada.

—Has arruinado más las cosas—susurró el.

Me coloqué la gorra y el se puso una sudadera distinta.

—Llamen a seguridad para que saquen a estos pervertidos de aquí—se quejó una mujer.

—Tenemos que salir cuanto antes—fruncí el ceño, Seoyoon asintió y tomó la bolsa. Me agache al ver alrededor de diez pies fuera del baño.

—Debemos apresurarnos—mencionó al querer abrir la puerta, se lo impedí.

—Son muchas mujeres—negué al cerrar mis ojos.

—Sí viene un guardia o policía aquí de igual manera nos verán—me hizo reflexionar.

Mordí mi labio.

—De acuerdo, pero hazlo tú primero—pedí.

—¿Que? es ridiculo. Ellas saben que aquí hay dos personas—murmuro por lo bajo. Hice una mueca notoria.

—A la cuenta de tres correremos, ¿de acuerdo?—preguntó al verme, tenía la barba falsa y un par de lentes oscuros y gorra.

Suspiré, y el tomó mi mano.

—Uno..—susurró,—Dos...tres—su mano abrió la puerta del pequeño baño. La puerta se abrió, mi gorra cayó. Las mujeres exclamaron sorprendidas al verlo. El giró al ver como recogía mi gorra. Corrí a su lado y la ajusté a mi.

—¡Vayan hacer sus cochinadas a otro lugar!—gritó.

Ambos nos miramos y reímos apresurados al salir de allí.

{..}

Entramos a una cafetería y hicimos fila. Seoyoon estaba a mi costado.

—¿Que les puedo ofrecer?—me atendió una chica.

—Dos lattes americanos por favor.

—Espere un momento—ella se marchó.

—Que genial es no sentir la atención de todos por llegar a un lugar.

—¿Que dices? la mujer de allá no te puede dejar de mirar debido a ese disfraz—me burle, el giro a su costado para ver a la mujer que lo observaba.

—Prefiero eso—se encogió de hombros,—Mientras no me miren por qué soy Lee Seo Yoon. Espera. ¿Aún así me veo atractivo?—levantó una de sus cejas, comencé a reír de nuevo y negué.

—Aquí están los dos Lattes Americanos—nos trajo los cafés, ví a la chica observándolo.

—Ah...ella quiere que paguemos por esto.

—Eres una mujer millonaria, ¿Pero no te atreves a pagar un café para tu esposo?—El fingió estar ofendido.

—Tu eres aún más millonario—lo acusé,—Por lo tanto debes invitarme el café—levanté ambas cejas excusándome,—Leí por allí que ganas cinco millones de dólares mensuales.

—¿Donde leíste eso?—se tornó curioso.

La chica observaba nuestras vestimentas, probablemente pensaba que solo estábamos bromeando, le susurró algo a su compañera y de dirigió a nosotros.

—¿No tienen para pagar?—preguntó de pronto, ambos la miramos,—Sí no tienen el dinero suficiente solo dejen el café y salgan de aquí cuanto antes—nos miró de mala manera.

—¿Nos están echando?—pregunte ofendida

Él sacó un billete y pagó.

—No deberíamos permitir indigentes—chisquillo en voz baja para ella misma al tomar el billete y procesar la compra.

Sonreí irónica.

—¿Que ha dicho?

Seoyoon tomó mi brazo alejándome y la mujer me miró de mala manera.

—Tan sólo ignorémoslo.

De pronto en la televisión del café apareció SeoYoon. Giré hacía atrás y ví a la chica que nos atendió observar la TV aheleándolo. Las demás mujeres del café hablaban sobre su físico e impresionable fortuna.

—Que molesto—me quejé moviendo mi café y seguí mi camino.

—¿Que es molesto?

—Como la gente juzga por el físico. Míralas causando un alboroto por un hombre casado que sale en televisión. Es tan molesto.

—¿Ese tipo de cosas te molestan?—sonrío divertido.

Me quedé en silencio.

—Olvídalo—sonreí volviendo mi mirada a él, tomé mi café entre mis manos y lo comencé a beber.

De pronto las bocinas del centro comercial se activaron.

—Denuncia anónima, favor de reportar a pareja que se les encontró haciendo cosas indebidas en nuestras áreas. El hombre aportaba una gorra y lentes obscuros...—se escuchó un par de ruidos, Seoyoon y yo alerta nos observamos.

—¡Yo! ¡Yo los vi!—ahora hablo una voz femenina,—¡Son ellos!

—Corre—me pidió al tomar mi mano.

Ambos corríamos por los pasillos del centro comercial, algunos guardias al observarnos nos seguían.

Nuestra respiración subía y bajaba mientras ambos reíamos corriendo con prisa.

Hoy sucedió algo que pudo haber enterrado mi tumba y haber muerto de vergüenza; sin embargo estoy muy feliz.

De que no tengas recuerdos con nadie más.

Y que te hayas enamorado de mí.

Salimos del centro comercial y giramos hacía un callejón, había gente caminando por todo el lugar.

Nos detuvimos recuperando nuestra respiración.

—Hace tiempo que no hacía algo tan divertido—confesó.

—Lo que llamas diversión, es meterse en problemas.

—Es divertido estar en problemas contigo—confesó tras tomar mi mano siguiendo con prisa por las calles de Seúl.

—¿A donde iremos?—pregunté agitada corriendo tras mirarlo.

—A un lugar que siempre he querido llevarte—sonrió,—Al final del día tendré que agradecerle demasiado a este disfraz—confesó mientras caminábamos sujetados de la mano por las calles nocturnas de la ciudad.

¿Qué pasó ayer?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora