Capítulo 17

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Ambos caminamos por las calles nocturnas de la pequeña ciudad.

—¿Como me encontraste?

—Ah, eso. Simplemente—respondí como el lo hizo aquella vez que me encontró en Daejeon.

El sonrió sin mostrar sus dientes al recordarlo. Aclaró su garganta y miró hacia su costado, parecía un poco incómodo.

—Estaba un poco asustado por ti pero creo que debí preocuparme por ellos—trató de ser compasivo y mostrar preocupación en burla.

—Sí estás preocupado entonces deberías visitarlos pero no creo que les agrade ver tu rostro allí.

—Es una lástima—sonrió hacía el horizonte,—Gracias.

—No es nada especial, hago esto por todos—aclaré.

—Entonces media población de Corea debe estar agradecido contigo—bromeó y siguió su camino.

Suspiré profundo y toqué mi pecho al verlo avanzar.

Estar cerca de él era incómodo, pensar que podría salir de su boca.

Estar cerca de el es como estar en clase y que el profesor lance preguntas al azar, nunca sé la respuesta y me llena de nervios, causando un nudo en mi estómago.

Esto así era; Mi mente aquí estaba en blanco.

{..}

—Entonces, debido a que te quedaste hasta tarde, ¿rentaste un coche?

—Mhn.

Al llegar vi de reojo como busco entre sus bolsillos. El alerta se acercó a la ventana del coche.

—¿Que? ¿Que sucede?

—Las llaves.

—¿Que pasa con ellas?

—Las dejé dentro del coche.

—¿Qué? —No, no, me niego. He visto esos dramas en los que la chica y el chico se quedan en medio de la carretera porqué al coche le sucedió algo, luego ellos van a algún hotel cerca, porqué casualmente siempre hay uno–replique,—Duermen juntos porqué solo hay una habitación disponible y ¡me niego a pasar por eso!—levanté mi voz.

El me miró extraño.

—Eso no pasará, volveremos a casa—me hizo saber,—Contactaré un cerrajero.

—Bien, hazlo—repliqué rápidamente en acuerdo. Me crucé de brazos, lo vi buscar en su bolsillo. Lo miré atenta.

—¿Que? ¿Que pasó ahora?—me molesté.

—Me quedé sin batería.

—Yo tengo mi teléfono, con mucha batería—le hice saber, busqué entre mi bolso y lo saqué, mi vista subió a él.

—¿Qué?

—No hay señal. Cielos, ¿estas cosas realmente suceden en vida real?—me queje al cerrar mis ojos,—Oye, no creo haber hecho nada malo en mi vida pasada para estar pasando por esto—me quejé.

El sonrió por lo bajo.

—No creo que esta situación sea tan mala.

¿Qué pasó ayer?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora