¿Eres actualmente una fan? entonces esta fanfic es para ti.
Todo comenzó como una broma. Pero, ¿que pasaría sí un día despiertas trece años después casada con el chico de tus sueños?
La caracteriza su despreocupada apariencia y malas notas debido a...
Entré a la habitación y la vi sentada sobre la camilla con un teléfono en mano, en su rostro había confusión.
—¿Que está mal con esto?—se quejó en voz baja.
—El número que usted marcó no existe—repitió la contestadora en su teléfono.
—Woah, mírate. Estás en una linda habitación privada—llamé su atención, ella giró a mí con sorpresa.
—¿Somi? ¿Eres tú?–sollozó con desespero, la observé inmóvil durante segundos.
Su cabello antes era largo y ahora corto. Sus facciones levemente habían cambiado.
—Soy yo—me señalé con una sonrisa incómoda,—Y tú. Eres tú—la señalé.
Ella se levantó apresurada hacía mi, abrí mis ojos alerta. De pronto ella tomó mi cabello, me queje por lo bajo y sujete sus manos.
—¿Que te sucede?
—¿Te volviste loca? Merezco una buena explicación. ¡Cuando desperté te busqué por todos lados! pero hasta ahora apareces. Tú, en serio—se quejó.
—Oye Geum Bi...-sujeté sus brazos con fuerza.
—¿Como conseguiste a alguien idéntico a Chan Dal Woo? Él parecido es enorme así que, ¿te pareció gracioso?
Ella observó mi cabello y su rostro se tornó desconcertante.
—Por cierto, ¿que le hiciste a tu cabello?–preguntó tomando un mechón mientras me observaba fijamente hasta llegar a mi rostro y detenerse,–¿Te pudiste extensiones? Se ven naturales.
La empuje un poco soltándome de su agarré.
—¿Que hay del tuyo?—me molesté,—¿Lo cortaste?
—¿Eh?—tomó su cabello y lo observó, sus ojos se abrieron y gritó,—Oye. ¡Park Somi!
{..}
—¿Que le hiciste a mi cabello?
Ella lloraba desconsoladamente sobre el sofá del hospital.
—Dejaremos de ser amigas y le diré a tu madre sobre eso.
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—No fui yo. De verdad. No lo hice—le prometí tratando de calmarla,—Estamos en problemas, no sé que sucedió pero estamos en dos mil veintiocho—conté rápidamente en voz baja nerviosa.
—¿Que tonterías dices?
—Escucha–me acerqué a ella, —Geum Bi, realmente estamos en problemas.
—Tu siempre estás en problemas. Eso ni si quiera es una novedad. ¡Pero los tendrás aún más cuando le cuente lo sucedido a mamá! ¿Por que me involucras en ellos?
Me agaché en el suelo y cubrí mi rostro.
—¿Que voy hacer contigo?—me cuestione al quejarme.
—Rápido, dame tu teléfono—pidió y sonó sus mocos, estiró su brazo.
