Cap 46 Part 4

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Pero, cuándo recién lo ví.

Tan sólo dijo unas cuantas palabras y mi corazón estaba vuelto loco.

Recostada estiré mi brazo y recordé el momento en el que él tomó mi mano cuando estábamos detrás de los arbustos del
juzgado.

Cerré la palma de mi mano y una sonrisa se asomó en mi rostro.

Comencé a girar en la cama moviéndome sobre el mismo lugar, las sabanas se deslizaron y caí al suelo.

—Au—me quejé en voz baja, hice una mueca de incomodidad y mi vista se perdió.

{Flashbacks}

—Estás demasiado cerca. Oye. No eres mi tipo—murmuré firme observando sus gafas negras de sol.

{Fin del Flasback}

—¿Que tonterías?—lo recordé y sonreí,—El definitivamente es mi tipo.

{Narrador Seoyoon POV}

Se acercó a la puerta y la escuchó reír.

—¿Qué está tramando?

{Narras tu}

Mi teléfono comenzó a timbrar sacándome de mi trance, estiré mi mano tratando de tomarlo entre la cama. Al observar la pantalla me alarme.

—¡Tía!—me senté sobre la cama.

Observé a mi alrededor y la hora en mi reloj. Respire profundo y me puse de pie. Metí un mechón detrás de mi oído.

—Hola—saludé cordialmente formal tratando de sonar tranquila,—¿Por que llamas a esta hora? ¿No es muy temprano para hacerlo? ¿Estas bien?

—Dios, sólo llamaba para invitarte—se quejó por mis preguntas repentinas,—Hoy es sábado. Vayamos esta tarde de compras tanto como querías. Llevaré tu comida favorita para hoy.

—¿En serio?—me sorprendí con emoción por su oferta, —¡No! Digo no—hablé rápidamente volviendo en sí,—Saldré con Jason—mentí, de pronto la puerto se escuchó como tocaron la puerta.

—¿Qué? No me lo habías dicho. ¿Están ustedes dos saliendo?

—Tía, te llamaré luego.

—¡Dios! ¡No puedo creerlo! ¡Ustedes realmente lo están!—chillo burlesca. Colgué.

Guarde mi teléfono y abrí la puerta cuando de pronto alguien me tomó por los hombros y sujetaron mis brazos.

—Dime cuánto dinero quieres, te daré la cantidad que desees y me iré.

—¿Estás loco?—me quejé en voz baja,—Eish. Debes estar loco, ¿no te he dicho que ese tipo quiere refundirte en la carcel?—me molesté sin hacer esfuerzo.

—¿Por qué luces tan preocupada por mí y no por la situación en la que estás metida en estos momentos? ¿Estas esperando dinero a cambio? ¿Cuál es la razón? ¿Quién te contrató?—preguntó serio mientras me sujetaba.

—Oye—me moleste.

—¿Un millón? ¿Dos? ¿Tres?

—¡Oye! ¡Nadie me está pagando!—grité molesta. Su rostro era serio y nunca mostraba reflejo alguno. Este me sujeto más tras mi queja.

—¿Quién te contrató? Debes tener una razón para tenerme aquí y odio no saberla. Te daré el triple de lo que esa persona te está ofreciendo.

—Nadie me contrató. Sería grandioso que alguien me estuviera pagando por esto. Sí alguien lo hiciera, iría ahora mismo a comprar un buen colchón y una Jeep Sahara. Sin embargo tengo un colchón viejo y uso el autobús.

¿Qué pasó ayer?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora