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Todo comenzó como una broma. Pero, ¿que pasaría sí un día despiertas trece años después casada con el chico de tus sueños?
La caracteriza su despreocupada apariencia y malas notas debido a...
Pose mis manos sobre ambos costados de mi cara observando los zapatos nuevos sobre la cama mientras estaba acostada boca abajo.
Desvíe mi vista a los zapatos acomulados. Anhelé tanto un par de zapatos nuevos pero ahora tengo muchos.
Me senté sobre la cama y moví mis pies en calcetas, me observé en el espejo de frente.
Años atrás, estaría muy feliz pero hoy tan sólo me siento nostálgica.
Me levanté y me apresuré, me puse los converse, me miré en el espejo y sonreí nostálgica.
—Es cómo sí, verdaderamente hubiera recibido este par de zapatos antes.
Tomé mi teléfono y ví el mensaje de nuevo enviando desde ayer.
"Sí estás lista, ¿puedes caminar con esos zapatos hacía mí? Hay muchas cosas que tengo que decir, esperaré en el parque"
Guarde mi teléfono y salí.
{..}
Estábamos ambos sentados en la banca.
—¿Por qué son los zapatos?—me atreví a preguntar,—¿Sabes? Ahora tengo muchos de ellos, son muchos más caros y bonitos, todos los compré por mi misma—repliqué al presumir.
—Nunca antes te di un regalo.
—Ah...¿en serio?—fingí no haberlo tomado en cuenta.
—¿Sabes, Somi? cuando me enteré que sería Papá, estaba atemorizado y preocupado por las cosas que haría mal. Aún cuando cuando estábamos en nuestros treinta, estábamos nerviosos como si tuviéramos dieciocho. Sinceramente, no estábamos listos para ser padres.
Mi mirada viajó a él.
—Lo sé.
—Me gustaría decirlo y que te sorprendieras pero parece que lo has sabido siempre—me miró.
—Mhn—asentí mi voz un poco entrecortada,—Papá, por más que quiero hacerlo, no tengo un recuerdo bonito a tu lado.
El me miró con lágrimas en sus ojos.
—Lo siento.
—No hay sobre que lamentarse conmigo ahora. Estoy bien, puedes remediarlo una vez que tengas una nieta—volví mi vista al frente y sonreí cómo si nada,—Vamos—me levanté.
El sujeto mi brazo.
—Lo siento, lo siento tanto Somi~ah—comenzó a llorar, lo observé llorar desconsoladamente, permanecí inmóvil,—Lo siento, de verdad Papá lo siente mucho mi pequeña hija.
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—¡Dije que no había nada de lo que disculparse, estoy bien!—grité irritada y me solté de su agarré.
—Me estoy disculpando con la Somi pequeña que esperó en el jardín de niños hasta tarde y nunca llegó nadie.
