¿Eres actualmente una fan? entonces esta fanfic es para ti.
Todo comenzó como una broma. Pero, ¿que pasaría sí un día despiertas trece años después casada con el chico de tus sueños?
La caracteriza su despreocupada apariencia y malas notas debido a...
Sentí comezón en mis ojos y los talle, ví el techo, me gire dándome una vuelta para así quedar boca abajo.
Los volví abrir rápidamente y me senté sobre la cama.
La pared.
Los posters estaban ahí.
Estaba de nuevo en mi antigua habitación...en mi real habitación.
Toqué mi rostro y me levanté de prisa hacía el espejo, mi cuerpo estaba regreso.
—Lo hice. Regresé—susurré frente a él, observé mis manos, el anillo no estaba ahí más.
Busque mi teléfono con la mirada y lo tomé.
Observé el reloj indicando las cuatro de la tarde. ¿La pijamada nunca sucedió?
Hablé con Sandara y me recosté...¿me quedé dormida?
Me levanté y abrí la laptop que se encontraba sobre mi cama. Fui directo hacía la cuenta de Seoyoon para confirmar el tweet que él había hecho.
Hace dos horas...No fue un sueño, todo realmente estaba sucediendo.
El tweet allí estaba.
Después de eso...yo
Me levanté, abrí la puerta y corrí hacía la sala de estar, me detuve agitada al verla.
Se encontraba viendo su horrible programa de televisión. Las lágrimas resbalaron por mis mejillas al verla de nuevo.
Tras sentir mi presencia giró a mí dirección y me dedicó una enorme sonrisa que se esfumó en tan sólo segundos.
—¿Que ocurre? ¿Porqué estás llorando?
—¡Mamá! ¿Porqué estás viendo ese horrible programa de televisión?—lloriquee con la excusa al llegar a ella, la abracé fuertemente.
—Oye, está bien. Lo cambiaré ahora mismo.
Me separé un poco de ella sobre el sofá, limpió las lágrimas con ambos pulgares.
Durante todo este tiempo lleve el dolor de la pérdida de la abuela que el tiempo con mis padres lo dejé ir. Debo estar tonta, ¿por que creí que durarías para siempre?
—Pero, ¿es eso realmente por lo que lloras? Ve cuántas lágrimas hay aquí...dios, tú hermoso rostro se hinchará.
—Mamá, gracias por esta aquí—me sujeté a ella abrazándola.
—Dios, mi Park Somi. ¿Algún chico te rechazó? ¿Tuviste una pesadilla?
Me alejé un poco observándola con anheló.
Pensé que nunca más podría tener esta escena...estar así a su lado.
El tipo de escena que nunca aprecié y valore de esta manera.
—¿De verdad estás bien? dices que los abrazos son incómodos y sofocantes—sobó mi espalda,—No te gustan los abrazos así que dime si esta pasando algo.
—Te extrañe mucho, mamá –admití reposando mi cabeza sobre su hombro.
—¿De que hablas?—rió,—Tu realmente tuviste una pesadilla.
—Papá, ¿dónde está él?
—Se fue al aeropuerto. Quise despertarte pero dormías como una bebé—sonrió divertida.
Me levanté.
{..}
Corrí por el aeropuerto agitada, lo busqué impaciente y cuándo estaba por darme por vencida lo ví.
Corrí a él.
—¡Papá!
El levantó su vista y se encontró con la mía.
—Por favor, no te vayas.
—Somi...—titubeó y colgó el teléfono,–¿Que estas haciendo aquí?
—No vayas a ese viaje—supliqué agitada, el me miró desconcertado, mis ojos se tornaron llorosos y mis manos temblaron un poco,—Lo siento, me disculpó por lo qué pasó. Nunca quise decir eso—titubee con mi voz entrecortada.
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—¿Por qué estás actuando así de repente? ¿Sabes lo que me preocupa ahora? El hecho de que te estes disculpando y vengas aquí. ¿Hiciste algo malo de nuevo?
—Papá, esto es muy difícil para mí. En realidad, aunque siempre discutamos...—mi voz de quebró,—Aún así, eres mi papá y es algo que no puedo cambiar. Y porqué eres mi papá quisiera que nada te sucediera, incluso cuando nuestra relación empeore cada vez más. Quiero tener a quién llamar papá. ¿Que voy hacer cuando no pueda llamar a nadie de esa manera?
Levanté mi vista con lágrimas.
—Así que no te vayas, por favor—pedí.
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—¿Qué? Lo que dices es una tontería, vuelve a casa.
Negué moviendo mi cabeza.
—Trabajaré, aún si odio los trabajos de medio tiempo. Lo haré—trate de convencerlo.
—¿Trabajar? Con tu temperamento no podrías soportar a alguien dándote órdenes, lidiar con responsabilidades y menos seguir reglas. Tus calificaciones son pésimas, ocúpate de ello primero. Sí tanto odias recibir órdenes deberías ser la mejor de la clase, entrar a una buena universidad y una buena empresa.
—Papá—me quejé, una lágrima resbaló por mi mejilla,—Lloraré y gritaré, haré un gran escándalo si subes a ese avión, mhn—amenace.
—Aún si lo haces, subiré. Ve a casa.
—Pasajeros del vuelo con destino a Japón el vuelo despegará en diez minutos—anunció la aerolínea.
—Promete que volverás—soné mis nariz.
—Lo haré, pero no te traeré nada—se molesto y tomó su maleta marchándose.
