¿Eres actualmente una fan? entonces esta fanfic es para ti.
Todo comenzó como una broma. Pero, ¿que pasaría sí un día despiertas trece años después casada con el chico de tus sueños?
La caracteriza su despreocupada apariencia y malas notas debido a...
Soy una estudiante de preparatoria y recién cumplí diecisiete.
Sí alguien pudiera describirme ahora mismo...probablemente diría que soy una chica problemática y grosera, (hay una larga lista de cosas que omitiré por el bien de los oyentes) escribí.
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Una loca fanática enamorada de un idol, como diría papá. Pero en realidad, tan sólo soy una fan más.
Mi habitación está rodeada de posters mientras escuchó su música hasta que la batería de mi teléfono se agoté.
¿Aspiraciones? Conocerlo en persona. ¡Dios! ¡Lo deseo tanto!
¿Pero quién no lo hace? No es como si fuera un delito.
Yo podría, vender todo ahora. ¡Justo ahora! Tan sólo para comprar un boleto VIP.
Si tan sólo él viniera a mi ciudad.
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Bueno, tal vez exagero.
No es cómo si pudiera hacerlo.
La vida de una fangirl es tan difícil. ¿Cierto?
Sé lo que se siente, dios. Verdaderamente lo es. Tan exhausto. ¿Como es que nadie aprecia y valora lo que hago?
Somos juzgadas por inmaduras, cuando sólo estamos apreciando a alguien.
Nadie entiende, lo mucho que ayuda su sola existencia para huir de nuestros problemas.
¿Te sientes de esa manera? Bienvenida al club.
Amamos sin esperar nada a cambió. ¿No es ese un amor puro? Lo considero así.
Constantemente trato de ser una mejor fan pero yo, tan sólo puedo hacer corazones mal hechos a los costados de su fotografía.
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Reunámonos pronto, Seoyoon.
Cerré la libreta con stickers.
{..}
—Srita Park. Veamos—el profesor de literatura rascó su ceja con inquietud,—Le pedí que hablara sobre su vida pero, ¿lo que hizo fue hablar sobre una celebridad...?
Observé a mi mejor amiga cubrir su boca para evitar reír.
—Mhn—afirme tras sonreír,—Es aún más interesante.
{..}
—Dara, me voy—me despedí,—¡Regresa a casa segura!—me apresuré en la salida,—¡Muévanse de mi camino!—anuncié, empuje a una chica que impedía mi camino y seguí a pequeños brincos.
Lo mejor de la preparatoria, es cuándo el timbre suena, las puertas se abren y la libertad es devuelta.
