📖VEINTINUEVE📖

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Pasados varios minutos, me levante a guardar el diario y a lavarme la cara para verme un poco mejor de lo mal que seguro me veía por no dormir. Baje a paso tranquilo la escaleras, lo único que me hizo detenerme en mi camino a la cocina fue cuando heche un vistazo a la sala: Ami estaba hecha un ovillo en el sofá más grande, con una de las cobijas que dejaba en un costado de los sillones y Levi estaba en el mismo sillón que yo lo había dejado la noche-madrugada anterior, salvo que ahora estaba en una incomoda posición dormido, con los pies desnudos sobre el reposabrazos.

Los observe a ambos, las imágenes del diario de mi padre no me dejaban de rondar por la cabeza, aún me era difícil creer que aquella niña busca pleitos y risueña fuera la misma mujer que ahora descansaba en el sillón, nada me hacía más difícil entenderlo que el hecho de que no tenía ninguna cicatriz visible, ni alguna lesión, ni nada, ¿por qué? ¿Por qué si estuvo en la misma guerra no parece herida? Y luego estaba Levi, con una cicatriz cruzandole el rostro, de milagro no había perdido el ojo como Hange, tenía heridas sanadas en los pies, de las operaciones que sufrió y que casi lo dejan paralítico (o más bien, las cirugías le quitaron ese estado después de salir gravemente herido en la batalla final) y en su mano había perdido un par de dedos que ahora los sutituian unas prótesis. Estaba tan acostumbrado a esas heridas en él, que apenas si las notaba, pero quizá su existencia era lo que tanto me daba curiosidad, ¿qué hizo el para terminar tan herido?¿Por qué Mikasa sólo tenía una herida en la mejilla y cojeaba un poco? ¿Por qué Hange sólo perdió el ojo? ¿Y por qué nuestros demás amigos parecían ilesos?

De nada servía hacerme esas preguntas ahora, así que seguí observando hasta que vi la razón por la que Hange había salido corriendo: en el respaldo del sillón de mi padre había dejado una nota “no molestar”, pero ese no era el mayor problema, si te acercabas un poco más se podía leer “Enano adicto a la limpieza descansando”. En cuanto mi padre despertará arderia el mundo, aunque tampoco me preocupe demasiado por quitarlo, sería un buen espectáculo. Sonreí y me dirigí a la cocina a preparame el desayuno.

No era incapaz de preparmelo por mi cuenta, pero no me gustaba hacerlo pues implicaba que comería solo y si comia solo seria en silencio, odiaba el silencio mientras comia. En esta ocasión no tenía de otra, ambos tardarían mucho en despertar y yo ya moría de hambre, así que me prepare un poco de té y unas tostadas. Una vez listo todo, me encamine a la sala donde me senté en el suelo y dejé mis alimentos en la mesita de centro, al menos sus respiración acompasadas bastarían para no sentir el abrumador silencio.

Tenía la esperanza de que mientras desyunaba ellos despertarán pero no fue así, al contrario parecieron estar en el sueño más profundo. Terminé mis alimentos y me levante perezosamente a dejar los trastos en el lavadero. A falta de indicios de que despertarán pronto, volví a mi habitación para hacer mis actividades del día, que consistían en: arreglar mi cuarto, lavar los trastes, revisar los vegetales (nosotros cultivamos nuestro alimentos) y revise a los animales; lo último siempre lo hacía con Ami o Levi y ciertamente, lavar trastes no era mi obligación, aunque me gustaba hacerlo y dado la situación no me queje.

Horas más tarde, después de que incluso lave y acomode las verduras que recogí, después de salir y regar el jardín, estaba entrando a la casa cuando Ami se estaba despertando.

-Kai, ¿qué haces despierto? - pregunto aún amodorrada.

-buenas noches, Ami- dije divertido, me encamine a la cocina y me serví un poco de agua.

-¿qué hora es?

-casi las 2 de la tarde - respondí pensativo.

Le di un sorbo a mi agua y después prepare lo necesario para hacerle un té y algo de comer a Ami.

-¡las 2! - grito ella sorprendida y dando un salto del sillón, solo para volver a caer por el mareo que acompañaba a la resaca. - ay, no debí aceptarle tantos tragos a Hange... Por cierto, ¿dónde esta?

-se fue hace rato - respondí sin dejar de hacer mi actividad.

-tsk, ¿por qué hablan tan alto? - se quejo mi padre, aún permanecía con los ojos cerrados, pero sonaba bastante despierto.

-tu eres quien habla alto - se quejo mi madre lanzandole una mirada furibunda y sosteniendo su cabeza.

Como esperaba, Ami no tardó mucho en ubicar el letrero de Hange y soltó una carcajada, haciendo que Levi endureciera su expresión hasta que le fue imposible ignorar a su esposa. Debía admitir que yo también quería reír pero necesitaba actuar enojado con ellos, así que me limite a poner la mesa y servir el té.

-el desayuno esta listo - anuncie fríamente.

Levi se enderezó en el sillón y se tallo los ojos, parecía adormilado pero no lo suficiente para no mirar mal a Ami. Supongo que mi padre intuyo que sucedía pues se dio vuelta y arrancó el letrero de Hange para darle un vistazo, para después decir algo parecido a “esa cuatro ojos, voy a matarla”, o quizá dijo “maldita cuatro ojos”, o incluso “¿por qué decidí tomar con ella?”, todas eran posibles con él, pero estaba 99% seguro de que era la primera.

-ahora entiendo porque salió corriendo - se burló Ami y me volteo a ver - eso huele delicioso, parece que tuviste una buena cocinera como maestra.

-tsk, si claro - refunfuñe lo suficientemente alto para que ambos escucharán.

Mi padre fue el que alzó la vista al instante, su expresión era de sorpresa pero también amenazante, me dejaría engañar y diré que sólo fue sorpresa porque ocupe su frase.

Me serví un poco de agua y me senté a esperar a que ellos llegarán a la mesa, lo cual hicieron pocos minutos después.

-estuvo buena su “tertulia”, ¿no? - comenté sarcástico, de verdad tenía ganas de morir hoy.

Imagen: ©️ a quien corresponda.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora