📖TREINTA Y NUEVE📖

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-¡Kai! A cenar - me grito Ami desde dentro de la casa.

Me había sumergido nuevamente en el libro, tanto que no me había dado cuenta que había oscurecido por completo. Me levante de un salto y camine tranquilamente hasta la casa, en la puerta estaba Levi.

-¿qué lees? - pregunto, su tono me dio escalofríos pero supuse que era porque en todo el día, era la primera vez que me hablaba.

-el libro que Armin me dio hace unos años - le respondí mostrándole el libro, ponerle aquella cubierta había sido una buena idea.

Lo observó unos segundo y después se adentro en la casa, seguido por mi. No dijo nada acerca del libro, pero debió reconocer la cubierta, así que no había nada que temer.

Me lave antes de sentarme y después espere a que Ami me pasara mi cena. Sería algo de pan con mantequilla y un poco de leche, nada glamuroso.

-el silencio se está volviendo costumbre, ¿no? - comentó Ami observandonos a mi padre y a mi.

Me encogi de hombros sin dejar mi cena, pero mi respuesta se limitó a eso y el silencio se prolongó un poco más. Levi le lanzó una mirada a Ami, la cual suspiro y dejó de insistir en sacar platica; estar sin hablar durante la comida era todo un reto para mí, aunque sabía que a mi padre tampoco le agradaba eso, me había pedido que no me rindiera, no es que realmente lo hubiera hecho, pero eso quería darle a entender.

-por el Señor Miaullatan, ¿hasta cuando seguirán así? - dijo Ami cuando estábamos por terminar la cena, obvio no había sido capaz de soportar un segundo más en silencio.

-¿quién es el señor Maiullatan? - quise saber, quizá no era la primera vez que lo mencionaba o quizá si, con el diario y la realidad comenzaba a confundirme un poco.

-un fastidioso gato - respondió Levi tomando su taza de té.

-dos cosas, no era un gato fastidioso y segundo, no me cambien el tema - se quejo Ami cruzandose de brazos, la niña en la mesa parecía ella, en lugar de yo serlo.

-yo no sigo con nada - le respondí en voz baja, era obvio que si lo hacía pero un poco de negación no le hacía mal a nadie. - ¿“era”?

-ni yo - respondió mi padre quitándole importancia.

Mi madre suspiro, no ganaría nada con presionarnos a aceptarlo, aunque al menos había logrado sacar un tema de conversación no tan bueno, pero tema al fin de cuentas.

-si, era, tu padre siempre tuvo problemas con el pero era una buena mascota - explicó Ami con una sonrisa melancólica - lo adopte en nuestro lugar de origen cuando tenía más o menos tu edad y cuando entramos a la legión se volvió la mascota de todos, falleció el mismo año en que naciste - hizo una pausa, no estaba seguro si estaba recordando al gato o su estaba pensando, igual segundos más tarde añadió - ahora que lo pienso quizá reencarno en ti...

-lo dudo, yo sabría si mi hijo ha sido aquella bola de pelos - se negó rápidamente mi padre.

-pero mamá ha dicho que tenías problemas seguido con él, y eso es lo que hemos estado teniendo - razone medio en broma - también explicaría porque entiendo tan bien a mamá... ¿Debería empezar a maullar?

Ami soltó una carcajada con lo último, se acercó y me revolvió el cabello.

-¡mi querido Koinu! Buen, Koinu- me dijo mi madre divertida.

-Ami... - la detuvo mi padre, lo mire, no estaba molesto pero tampoco se dejaba convencer.

Parecía que el día habría de terminar bien, eso era bueno después de la tensión de los últimos días.

Una vez que terminamos la cena, subimos a descansar, o más bien ellos lo hicieron, pues yo, en cuanto estuve nuevamente solo, abrí el diario y seguí leyendo:

«Había acordado reunirme aquella noche con los chicos, así que inmediatamente después de asegurarme de que Ami estaría bien en su habitación, fui a su encuentro en uno de los almacenes del lugar.

-hemos revisando demasiadas veces, quizá ni siquiera este en su habitación - comentó farlan cuando estuvimos los 3.

-entonces, ¿dónde está? - pregunto Isabel desde su lugar sobre una caja.

Los escuchaba son escuchar, sabia que nuestra misión era encontrar aquel documento del cual no sabíamos nada, pero por alguna razón no podía dejar de pensar en lo peligroso que se volvía pasar más tiempo aquí con la legión. A lo lejos escuche que Falan e Isabel debatían sobre donde podía estar nuestro objetico, hasta que Farlan habló sobre lo que más temía que llegara.

-... he pensado que deberíamos usar la exploración, cuando este mes afuera, Erwin estará demasiado ocupado con los titanes - comentó pensativo.

Escuche a Isabel comentar algo y después a Farlan pedir mi aprobación, el realmente era bueno haciendo planes, así que no importaba que sugiriera yo estaría de acuerdo, como ahora, pero con una excepción.

-de acuerdo pero iré solo - les dije haciéndoles frente.

Después de tantos años solo puedo recordar que no les agrado la idea, lo esperaba, pero yo solo quera mantenerlos a salvo. Si tan solo no hubiera cedido, aquella misma noche bajo la luz de la luna, quizá lo habría logrado. Habían dicho las palabras necesarias para convencerme, pero sólo unas en específico son las que recuerdo con claridad:

-Levi... Debes confiar... En nosotros - me dijo Farlan, más como petición y consejo.

En su momento causó un gran impacto, pero no lo comprendí de inmediato. Después de hablar de nuestra misión, habíamos guardado silencio un buen rato y luego Isabel había preguntado por Ami, a lo que respondí contándoles sobre el accidente de horas antes.

-parece que ella si se quedara después de todo - bromeó Isabel - de lo que se perderá...

-le traeremos un bonito recuerdo - comentó Farlan divertido. - quizá un hueso de titan o unas lindas flores, lo que encontremos primero...

Sonaba divertido, salir por fin, no sólo del subterráneo, salir de aquellas murallas que parecían tener encerrado al mundo tanto como a nosotros nos tenian allá abajo. La noche era agradable, por lo menos ahora que lo escribo, ojalá hubiera sabido en su momento que sería la última noche con ellos. Si lo hubiera sabido, quizá habría reído un poco más con ellos, quizá me habría quedado un poco más de tiempo, pero no fue así.»

Imagen: ©️ a quien corresponda.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora