📖CIENTO VEINTIOCHO📖

38 5 2
                                    

Lunes...

P. O. V. KAI:

Si había dormido más que unas pocas horas había sido demasiado, por lo que apenas el reloj marcó las 7 am, me decidí por recoger la casa y limpiarla de nuevo. Era increíble como en poco tiempo se llenaba de polvo de nuevo.

Mientras tanto, los chicos siguieron dormidos, seguramente las emociones del día anterior habían sido demasiado para ellos, pero no suficientes para mi. Como sea, al medio día alguien llamó a la puerta.

-¡Vaya! Los de la superficie si que son raros. - dijo a modo de saludo Asher, en cuanto le abrí.

Lo decía por el hecho de que llevaba un trapo en la cabeza y en una mano la escoba, como todo un chico de la limpieza.

-Los del subterráneo si tienen modales, me equivoque. - dije sarcástico.

Asher sonrió divertido y movió la cabeza como para pedir permiso para pasar. No tuve más remedio que dejarlo entrar, no sin antes mirarlo mal porque estaba terminando de barrer y él ya metería más tierra con sus zapatos.

-La casa no es suya, pero aún te esfuerzas por limpiarla, que raro. - comentó hechando jn vistazo. - Incluso ayer, se veía más limpia que en toda mi vida.

-Si esta es su guarida, ¿no deberían tratarla mejor? Estaba horrible cuando llegamos. - le respondí recargandome en la escoba.

-Es que en realidad tenemos prohibido venir aquí... - confesó encogiendose de hombros. - La ciudad subterránea no tiene un buen concepto de los dueños de esta casa.

-Lo dices como si no fuera tu caso...

-Porque no lo es. Mi familia les debe mucho a ellos y los antiguos vendedores de la calle Égalité.

-¿Te refieres a los Ackerman y los Arai? - pregunté presa de la curiosidad. Aunque, me arrepentí enseguida, quizá no sea la información que que un desconocido debería tener. Así que añadí: - Supongo que todos les deben la vida, gracias a ellos pueden tener una vida tranquila, después de todo son los héroes de Paradis.

Asher me observó dudoso. Yo estaba consciente de que había dicho un nombre que no debía ni siquiera saber, pero esperaba que no se diera cuenta.

-Si, puede ser. - acepto vacilante. Se giro y busco sentarse en el mismo sitio que ayer. - Pero sigue sin ser mi caso.

-Entonces, ¿Cuál es? - seguí con normalidad.

-Pues estas de suerte, porque justo a eso he venido.

-¿A contarme tu historia?

-No. A ofrecer un trato. - confesó. Su mirada reflejaba más astucia de la que podía, yo, presumir que tenía.

Lo admito, es una buena jugada. Tentado por la oferta me senté frente a él.

-Te escucho.

-Ayer dos de tus amigos: la castaña y el otro chico, estuvieron revisando la ciudad... - soltó sin más. Sabía que no se le escapaba nada, solo que ha diferencia de mi, él lo procesada y almacenaba para usar en un mejor momento. - Así que, supongo que no están aquí por ser huérfanos, buscan información, al igual que yo.

-Puede que estés en lo cierto, o tal vez no. - le concedí la duda. - Y creo saber por donde va tu trato, ¿no pudiste ofrecerlo ayer? Ya sabes, en lugar de amenazarnos .

-No podía decirlo frente a Dymytrie. - confesó. O no le interesaba guardar secretos, o en realidad todo el mundo lo sabía. - Les dije que éramos un grupo subordinado a la RG, por lo que sabrán que todos debemos odiar a los Ackerman y a los Arai, es como el requisito obligatorio para estar en sus filas, sino simplemente puedes olvidarte de vivir en paz.

» Entonces, mi compañero tiene esa ideología, pero no diré más hasta que aceptes el trato. - Bien, me tenía, mi curiosidad era más que mi prudencia. - Información por información, eso te ofrezco.

-¿Qué tipo de información quieres? - pregunté precavido.

-La diré si aceptas.

Ya entendía, un todo o nada. Asher debía estar jugandose el pellejo como para arriesgarse a un trato así, puesto que no tenía ninguna certeza de que nosotros tuviéramos lo que el quiere; incluso, quizá, debía estar demasiado seguro de lo que él sabía, como para asegurarse de que aún así el ganaba. Lo último no parecía encajar con el. Y si no era eso, debía estar desesperado, pero ¿por qué?

-Muy bien, acepto el trato. - dije tras pensarlo un poco.

Un salto de fé. Necesitaba uno ahora para saber que hacer a continuación. Además, eran demasiadas ventajas para nosotros: tener un guía en la ciudad, un aliado contra la RG, protección y una fuente confiable de información. Es lo que necesitaba para llegar a lo que quería. Así que, no era momento de dudar.

Asher me ofreció la mano para cerrar el trato y la acepte. Listo el acto, el continuo.

-Lo que quiero es todo lo que sepan de la superficie, como funciona y como es, pero lo más importante quiero saber como salir de aquí, tan fácilmente como entraron. - Estaba en lo cierto, Asher estaba desesperado por salir.

-Bueno el como llegamos fue un boleto de venida, pero fue una única oportunidad... - confesé afligido. - Sin embargo, podemos planear una ruta de escape para, ahora, 5 personas, necesitaríamos tiempo.

-6 personas. - corrigió Asher.

-¿6?

-Sí, es parte de lo que quiero, te daré más detalles cuando sea necesario.

-Esta bien. - acepte con un resoplido. Confía, Kai, solo confía. - Te daremos lo que pides, pero ahora, nosotros buscamos toda la información que envió la reina aquí, sabemos que creo un tipo Archivo General, así que necesitamos ubicarlo y ayuda para entrar y salir sin ser vistos. Necesitamos tiempo, un guía, información de la ciudad y protección, no queremos que se repita lo de ayer.

-Hecho. Aunque Dymytrie los tiene en la mira, así que no prometo que ese loco bastardo no intente algo.

-En ese caso, también lo vigilaremos a él y encontraremos el modo de neutralizarlo.

Asher soltó una carcajada. Lo mire mal, ¿de que demonios se reía?

-¡Ah, chico superficie!, - dijo aún entre risas- Si que tienes agallas para pensar así.

-¿Chico superficie ?

-Pero yo me cuidaría más de los jefes de Dymytrie, con una sola orden, ellos pueden movilizar a la ciudad. - añadió con más seriedad, ignorando mi pregunta. - Y ya que están en su territorio, prácticamente están a su merced.

No era amenaza. Era una realidad que simplemente venía a ser recordada. No estábamos en la superficie como para andar sin cuidado, aquí debíamos aplicar la ley del más fuerte. Lamentablemente, justo ahora, nosotros éramos las presas.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora