📖VEINTICUATRO📖

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«Al parecer la chica tenía aún más valor del que había demostrado antes, segundo los sujetos que la perseguían había tratado de subir por una escalera. Eso cambiaba las cosas, pero no lo suficiente como para dejar que alguno de esos idiotas le pusiera una mano encima, después de lo de Ami no podía permitirlo. Así pues, no recuerdo si fue antes o después del intento del líder por entrar a la casa, pero le corte la mano y hice que se marchará.

-¿cuánto tiempo piensa tenerlo en tus brazos? Lo vas a matar - le dije a la extraña chica, desde que había entrado parecía sostener algo con demasiado cuidado, pero fue cuando cayó contra la puerta cuando lo vi.

Soltó un grito asustado y alejo los brazos de su estomago, tal como creí sostenía a un pajaro (hizo demasiado alboroto por una simple ave), que lamentablemente tenía las alas rotas, aunque Farlan se ocupo de eso. Las clases de Ami de primeros auxilios le habían servido para algo al parecer.

-¿cómo se llaman? Yo soy Isabel - se presentó la pelirroja después de que mi amigo curada al ave.

-Farlan y ese de allá es Levi - nos presentó Farlan.

-Farlan y... Levi-aniki - dijo la chica emocionada.

-¿hermano mayor? - dije sorprendido.

Ignoro mi pregunta y en su lugar soltó la idea que ya se le veía intención de contar desde que veía a Farlan curar al ave: quería quedarse con nosotros y aprenser a usar al equipo. Aún teníamos un equipo extra que era de Ami, el cual había dejado de usar por su trabajo con el doctor, aún así dudé antes de decirle que si. Había algo en esa chica, Isabel, que me recordaba a Ami antes de todas las tragedias que vivimos y por lo mismo, dudaba en querer orillar todo esa alegría de nuevo a la oscuridad. Al final no tuve opción, si la echaba a la calle, seguramente los mismos sujetos que la perseguían la encontrarían y matarían, no soportaría el peso de su muerte, aún cuando fuera una total desconocida.

Mire el reloj, ya era la hora que esperaba, me levante y me encamine a la puerta de la casa.

-antes de aprender a usar el equipo de maniobras, debes aprender a limpiar - le dije a Isabel antes de salir.

No me quede a escuchar su agradecimiento, tenía prisa por salir a mi lugar habitual. Cerré la puerta tras de mi y baje las escaleras, abrumado por los fantasmas del pasado. Una vez en la calle, me aproxime a una pared no demasiado alta, donde solía sentarme a esperar la llegada de Ami cada tarde.

Al principio había sido difícil tolerar la idea de que tuviera que salir, así que hiba con ella a todos lados para poder protegerla, pero conforme los meses pasaron tuve que dejarla irse sola, hasta que al final ni siquiera me permitió recogerla en su trabajo. Esto no quito que me preocupara, así que me puse estricto con su hora de llegada, solo me concedía 10 minutos de retraso pues la conocía lo suficiente para saber que se detendría cada dos pasos a tratar de ayudar a alguien o tomaría el camino largo a casa. Fuese el motivo que fuese, en más de una ocasión se detuvo a unas calles por el simple hecho de ver como salía desesperado en su búsqueda; eso era lo único con lo que solía jugar, la chica risueña y problemática había desaparecido aquella noche de años atrás y ahora, apenas si sonreía, cuando lo hacía Farlan y yo sabíamos que era un buen día, de esos que ya eran pocos.

-a este paso o deberás poner un asiento cómodo ahí o te volverás una esfinge - comentó Ami apareciendo por el pequeño túnel que tenía frente a mi. -¿qué no te dije que dejaras de esperarme?

-tu llegada coincide con el momento en que ya no soporto a Farlan y necesito aire - le replique.

Omitiamos el término “fresco”, desde que el aroma de tierra y sangre era el mismo en casa y fuera de ella. Además, como tener “aire fresco” en el fondo de la tierra.

-si claro, lo dejaré pasar esta vez solo porque de hecho necesitaba hablar contigo - me dijo luchando por sostener la bolsa de comprabas que llevaba. La ayudaría si no supiera la respuesta.

-¿sobre qué?

-pues... Ya vez que el doctor es el único médico de la ciudad y cada mes le surten medicamentos pero nunca son suficientes... - comenzó a decir, solía irse por las ramas cada que no sabía cómo contarme algo.

-¿y tu punto es?

-qué no quieren darle más y qué te necesita para que robes el cargamento de este mes, que llega en 2 días. - soltó rápidamente para evitar mi reacción, no funcionó.

-¡tsk!, ni hablar, la seguridad de los medicamentos es mayor que la de simples mercancías - le alegue, ¿cómo se le ocurría algo así? - no nos arriegare a que nos atrapen solo por unas raciones extra de medicina.

-pues estas de suerte, porque no te pedí permiso - me respondió ella acercándose con paso peligroso hacia mi.

Nuestra actividad favorita era el duelo de miradas, de hecho de no ser por nuestro mediador Farlan hace un año o quizá meses atrás ya habríamos hecho explotar la casa, ella por su terquedad y yo porque simplemente me preocupaba demasiado.

-pues puedes arreglartelas sola - le respondí bajandome de la pared y encaminandome a la casa.

-¡alto ahí! - me ordenó.

Instintivamente me detuve. Recuerdo que cuando la conocí era imposible que yo hiciera lo que ella pedía, un año después en nuestro reencuentro dudaba entre hacer lo que pedia pero casi siempre terminaba aceptado, pero en los últimos años, después de lo sucedido con el resto de su familia yo ya no me podía negar, por mucho que lo quisiera. Volví a chasquear la lengua, desesperado por estar obligado a hacer lo que ella decía.

-si no vas, ten po seguro que Farlan y yo nos meteremos en problemas, así que iras - siguió diciendo con voz firme, odiaba eso.

Hice una mueca y al final acepte, ella sabía bien que no dejaría que se metieran en problemas, aún cuando ella había dejado de meterse en ellos desde hacía bastante tiempo. Seguí caminando hacia la casa ignorando por completo su existencia.

-¡oye! ¿Qué no vas a ayudarme con las compras? - se quejo Ami.

Suspiré cansado y regrese a tomarle las bolsas que llevaba en los brazos. Le lance una mirada furibunda, que correspondió con una sonrisa. No podía enojarme con ella.»

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora