📖CIENTO CUARENTA📖

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Con la mente “despejada”, me acerque al capitán que había designado para movilizar al escuadron.

-¿Capitán Swindell? - le llame.

El llamado dejó al instante su análisis del mapa de la ciudad, en la mesa fuera de mi carpa.

-¿Si, señor? - saludo.

-¿Cuanto falta para que se termine de buscar en la zona? - pregunte acercándome al mapa.

-Alrededor de 3 o 4 días más, señor.

Asentí pensativo, llevábamos la mitad de la ciudad desde la zona más lejana hacia donde estábamos nosotros, pues la estrategia había sido que si los acorralabamos por el exterior tendrían que acercarse a nosotros.

-¿Hay forma de reducir ese tiempo a la mitad? - pregunté.

-¿Eh? Bueno... - dudo. - Vera señor, ya tenemos a todo el personal trabajando y la cooperación de la habitantes no hace más rápida nuestra búsqueda... Así que...

Chasquee la lengua exasperado.

-Entiendo. - acepte resignado. - Sigan así.

-Si, señor.

-Tengo que volver a la capital por unos días, así que espero se reporten cada 24 hrs, al igual que los otros escuadrones. - anuncie como orden. - Si no regreso antes de que terminen la búsqueda y no hay novedades, vuelvan al cuartel y sigan con sus actividades rutinarias, con eso acabaría su encomienda.

-Enterado, señor. - el Capitán saludo en respuesta de que acataría la orden al pie de la letra.

Y con eso, me regrese a mi carpa para recoger mis pertenencias. Una hora más tarde ya montaba a caballo de regreso a Mitras, lo cual no fue mucho tiempo de camino.

-¿Levi? - pregunto Hange cuando llame a su puerta. - ¿Qué haces aquí?

-Historia pidió audiencia conmigo mañana. - le explique.

Ella me dejó pasar a su apartamento, en el cual me encontraba solo porque el horario de visitas del hospital había terminado.

-¿Se entero tan pronto de todo?

-Si, mira... - le mestre la carta de Michele.

Ella la leyó mientras ambos caminábamos a su cocina y y yo me dejaba caer en la silla agotado por el viaje y los últimos días.

-¿Qué harás? Si te revelas mañana, te aprisionaran en ese mismo instante. - me recordó.

-No. No lo hará. - le dije con un suspiro.

La castaña se sentó frente a mí con completa preocupación y curiosidad.

-¿Qué estás planeando?

-Lo estuve considerando desde la primera vez que me reuní con ella y me quedo claro que sería nuestro seguro cuando Jean me entrego los expedientes de la RG. - comencé a decir colocando mis codos sobre la mesa y juntando mis manos frente a mi cara. - Si la RG sabe de la desaparición de Kai, que es lo más seguro, ira tras él y los niños...

-¿Vas a usar a los niños de cebo? ¡¿PERDISTE LA CABEZA?!

-No lo haré, solo parecerá que si. - le dije conservando la tranquilidad que realmente no sentía. - Si la RG lo sabe, saldrá de su escondite y se unirá a la búsqueda, pero al salir de la Ciudad Subterránea estará en mi territorio, hay soldados a lo largo y ancho del país buscando a los niños, quedarán expuestos antes de que se les ocurra acercarse a los niños.

-Entonces, planeas entregarle a la Reina la RG para que te de permiso de buscar a los niños.

-Así todos ganan.

-Es muy arriesgado, Levi. Y ni siquiera estás seguro de que la RG esté interesada en los niños o si realmente caigan en la trampa.

-Lo harán, de eso estoy seguro. Odian tanto a Ami como a mi, como para no desaprovechar esta oportunidad de quitarnos todo lo que hemos ganado.

-Aja, y ¿crees que la Reina aceptará?

-¿Por qué no lo haría?

Hange lo pensó. Ambos conocíamos las ambiciones y avaricia de Historia, teníamos claro que solo cedería si le entregabamos algo más valioso que nuestras vidas y eso era la RG. No había forma de que nos rechazará.

Así pues. Tras pedirle posada a Hange, pasé el resto de la noche en vela, pensando mis palabras exactas para dirigirme a Historia y convencerla de que aún no nos decapitara por rebeldes. Esto solo me trajo ansiedad toda la noche, que se apaciguo cuando la promesa de que vería a Ami por un rato, sería posible horas más tarde.

Al amanecer, después se asearme y comer algo. Salí de la casa de Hange en dirección al Palacio.

-¿Iras con Ami después de tu reunión con la Reina? - pregunto Hange, la cual me seguía.

-Si, quiero ver como esta.

-Bien, entonces mi reporte te lo entregaré con ella, si veo al mensajero le diré que te busque ahí. - anunció antes de irse por otra dirección.

Yo, por mi parte, seguí hasta llegar a las rejas del Palacio. Como esperaba, los guardias me abrieron sin siquiera preguntar el motivo de mi visita; recorrí los mismos pasillos que la última vez y me detuve frente a la oficina de Historia.

-¿Señor Ackerman? - preguntaron antes de que yo llamara a la puerta.

Me gire y me encontré a la joven princesa, mirándome con cierto nerviosismo.

-Princesa Ymir. - salude con educación.

-¿Ha sabido algo de Kai? - pregunto interrumpiendo de nuevo mi llamado.

-Aún no, seguimos buscando. - respondí con pesadez.

Ymir asintió en comprensión. Tenía la misma aura inquebrantable de su madre, pero curiosamente mostraba más benevolencia que esta última.

Esta vez llame a la puerta y tras recibir la confirmación de que pasara, la princesa añadió:

-Sin importar lo que diga mi madre, por favor siga buscando... - me suplico en voz baja.

-No te preocupes... - tome el picaporte. - Lo encontrare.

Y antes de ser capaz de ver su expresión, entre en la oficina de la Reina, la cual se encontraba llena por los consejeros reales, incluida la propia Michele, Jean y Armin.

-Justo a tiempo, Comandante Ackerman. - saludo Historia.

Salude con la ceremonia correspondiente, pero sin el más mínimo respeto por la monarca frente a mi.

-Creo que ya sabe porque esta aquí, pero de todas formas, haré lectura de los crímenes que le preceden: - siguió diciendo la Reina. - Comenzando por insubordinación a una orden directa, movilización de tropas para fines personales y, lo más grave, violacion al Tratado de las Condiciones de Libertad. ¿Qué tiene que decir al respecto, Comandante?

Le lance una mirada rápida a mis aliados, los tres asintieron sin temor.

-Que esos crímenes serán perdonamos por un bien mayor. - respondí con toda la autoridad de mi cargo.

-¿Por qué debería perdonarlos? Son crímenes graves que ponen en peligro a toda la nación, no puedo permitir que...

-Se dónde está la RG y como puedo entregarle su cabeza, y por esa simple razón, usted y todo su gabinete dejará de meterse en mi camino.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora