📖CIENTO CUARENTA Y SEIS📖

32 2 1
                                    

P. O. V. KAI:

El resto del domingo establecimos nuestro plan de acción, con alguna que otra discusión de por medio, pero al final acordamos cada paso y cada variante. Por lo que, el lunes a primera hora, Carla y Niggel salieron rumbo al Archivo para ser ellos quienes investigarán; mientras tanto, Kikyō saldría a pasear por la ciudad esperando encontrarse con Asher y poder explicarle el plan. Yo, por mi parte iría a donde Grinberryall a sacarle más información, si es que eso era posible.

-No te vayas a meter en problemas. - me dijo Kikyō cuando salimos de la casa.

-¿Es una orden?

-No.

-Entonces solo lo considerare.

Aquello hizo que suspirara irritada y aproveche eso para separarme de ella y seguir mi propio camino. Con el poco o mucho tiempo que llevaba en la ciudad, solo había necesitado un viaje de ida para memorizarme la ruta hasta la oficina de Grinberryall, así que recorrer las mismas calles que el día anterior, así hasta que llegue a mi destino.

-Bienvenido a...-saludo la asistente al escuchar la campanilla sobre la puerta. Se callo al instante cuando me vio. - El Jefe no está.

-¿Te dijo que dijeras eso? - pregunté divertido. - Hmm, Dolores, ¿cierto?

-No, realmente no está. - respondió la mujer de mala gana, pero se notaba a leguas que era mala mentirosa, de no ser así Grinberryall no la habría contratado.

-Aja, bueno iré a esperarlo a su oficina. - me encogió de hombros y me encamine a donde dije.

-¡NO! No puedes pasar, él no está y... - Dolores intento interponerse en mi camino, pero acelere el paso lo suficiente hasta que alcance la puerta.

-No es nada personal, pero ¡que lenta! - bromee.

La puerta se abrió tomándome por sorpresa, perdí el equilibrio y termine en el suelo dentro de la oficina, con un Grinberryall malencarado mirándome con más fastidio del normal.

-¿Acaso tu padre no te enseñó respeto por las damas, Ackerman? - me sermoneo.

-No fui grosero. - me defendí.

-Señor, lo lamento, intente detenerlo, pero...-comentó Dolores afligida.

-No hay problema, yo me encargo de este mocoso. - la tranquilizó el de barba.

-Kai, ¿cuántas veces debo repetirte mi nombre? - me queje.

-Te dire por tu nombre cuanto te ganes mi respeto, por lo pronto conformate con Ackerman. - me respondió haciéndose a un lado para que yo me levantará.

Mientras me limpiaba el polvo, ya de pie, Grinberryall recorrió su oficina hasta su escritorio. Tomo asiento, colocándose unos lentes de lectura y prosiguió revisando algunos papeles que descansaban en el mueble.

-¿Y bien? ¿Te vas a quedar ahí parado o me vas a decir que haces aquí? - me pregunto sin levantar la mirada de su actividad.

-Vine a buscar respuestas. - solté sin más.

Recorrí el lugar y me deje caer en uno de sus sillones.

-Ya te las di ayer, largo.

-Esas no eran todas mis preguntas. Por favor, si me respondes hoy te dejaré de molestar para siempre, más porque quizá salga de aquí el fin de semana.

Aquello si que llamo su atención, puesto que alzó la cabeza de golpe y me observó con detenimiento, seguramente pensando si se trataba de algún engaño mio.

- No es posible.

-¿Por qué no? Ya tengo un plan para salir, solo necesito que me confirmes que realmente no hay un modo más fácil para lo mismo.

-Tu plan suena a una porquería y eso que ni lo he escuchado. Rindeté, Ackerman.

-Que pesimista. Te juro que es un buen plan.

-¿Seguro? Si tan bueno es, entonces ya consideráste a la RG, a tus padres, a tu mala reputación aquí abajo, ya pensaste que hacer si sale todo mal, hiciste un plan de la A a la Z para cada situación, pensaste en las consecuencias de cada minúscula decisión de ese plan, ¿si tienes todo eso?

-Bueno, si lo pones así...

-Eres un inútil. Ni tu padre era tan...

-¡ME IMPORTA UNA MIERDA! - grite perdiendo los estribos.

Grinberryall me sostuvo la mirada, como siempre tan inquisitiva y atemorizante, lo suficiente para recordarme donde estaba, con quien estaba y cuan insignificante era yo en aquel lugar. De un segundo a otro caí en la cuenta de mis palabras y negué repetidamente con la cabeza.

-Eso no, yo solo... - intente decir con menos valor.

-Da igual. - dijo volviendo a lo suyo. - Tu plan fracasará, pero al menos espero que logres salir de aquí.

-¿Por qué lo...?

-Porque las personas como tú pierden la cabeza en este sitio. - me lanzó una última mirada con lo que creí que era lástima. - Cómo sea, largate. Es la última vez que lo digo amablemente.

Suspire. Me puse de pie a sabiendas de que efectivamente la había liado. Salí de la oficina y después del lugar, no sin antes despedirme de Dolores.

P. O. V. Exterior:

Mientras Kai salía del negocio de Grinberryall, este no pudo evitar mirar como se marchaba el chico. Cuando se aseguró de que estaba lo suficientemente lejos para oírlo llamó a Dolores.

-¿Si, señor?

En la mente de Grinberryall habían dejado de dominar las cuentas de las deudas de sus consumidores, para centrar su atención en el arrebato del pequeño Ackerman, pues sabía que aquellos eran los signos de negarse a lo que era y a lo que debía ser ahora que había despertado el poder. Un cambio en el temperamento tan repentino, más el trauma del asesinato, eran una mala combinación para la mente de un niño criado en un ambiente totalmente opuesto a la Ciudad Subterránea; la presión de todo lo rompería hasta dejarlo irreconocible. Lo sabía bien...

- Comunicate con él...

-¿Señor?

-Sin que se entere Boris.

-Entonces, ¿debo usar ese número y canal, el que es solo para emergencias?

-Si, hazlo lo más pronto posible.

-Si, señor. - terminó por aceptar Dolores.

Y tal como llegó, la asistente salió de la oficina y corrió a su escritorio a buscar lo necesario para la tarea que le acaban de encomendar.

-Tsk, tengo que volver a cuidar a un Ackerman, ¡vaya mierda de vida! - se quejo Grinberryall dejando los lentes de lado para poder pasarse la mano por la cara con frustración.

Por su parte, Kai caminaba por las calles de la ciudad, cabizbajo, agobiado por haber metido la pata y con el comentario de Grinberryall repitiéndose en su mente:

“Eres un inútil. ”

Jamás se había considerado uno, pero al llegar a la Ciudad Subterránea no podía negar que se sentía cada vez más impotente, al menos hasta activar el poder Ackerman y creer que eso resolvería sus problemas, aunque parecía que sólo lo empeoraba. Ha este ritmo de pensamientos, no tardó en terminar nuevamente en un callejón, teniendo una crisis similar a la del día anterior; aquello era lo que más temia Grinberryall, pero nada podía hacer, pues ya estaba sucediendo y solo empeorará.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora