¿Podría ser? PARTE 2

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Después de leer la caja, la rubia se decidió por fin a poner de su orina en el plástico de la prueba de embarazo, habría hecho dos para mayor seguridad, las dejó un momento en la barra del lavabo del baño, iba a esperar el tiempo indicado, se sentó en la orilla de la tina con sus manos temblorosas, respirando un poco estresada.

Miraba su celular hasta que la hora llegó, tenía que ver el resultado, al tomar las pruebas, se quedó congelada, negativas, las dos marcaban negativo, no estaba embarazada, pudo sentir como su corazón se rompía en mil pedazos, sentándose lentamente en el suelo del baño, ni el frío azulejo le podía hacer salir de su tristeza, ¿Otra vez no?, ¿Esto era en serio?, ¿El universo se estaba divirtiendo con ella?, de otro modo, no podía encontrar una explicación coherente, negativo, negativo de nuevo.


Salió del baño derrotada, tirándose a la cama, acostada miraba el techo pensando, si las cosas no fluían de manera natural pronto, tendría que buscar una opción diferente, aunque eso significara buscar un método distinto, ¿Estaría Travis de acuerdo en hacer una cosa como esa?, las maneras de traer una vida al mundo en la actualidad eran diversas, una clínica de fertilidad podría darles la respuesta más concreta que ellos están buscando, tener un hijo pronto, ella sabía que las cosas se las debe de tomar con calma, el estrés no iba a ayudar nada, la doctora se los dijo, pero ya habían pasado al menos casi tres meses de la consulta y no veían resultados, no podía ser tan complicado hacer un bebé, ellos estaban demasiado activos sexualmente como para no tener un positivo en esas pruebas caseras.

Tendría que confesarle a su esposo lo que hizo a escondidas suyas, resolverían esto, esperaba que estuviera de acuerdo en ir a una clínica especializada para que les dieran una segunda opinión, no podía estar tranquila, no iba a estar, eso era un hecho.


De pronto, sus pensamientos fueron frenados abruptamente por el llanto de su hijo, Charlie ya había elegido que el mejor modo de despertar todas las mañanas era llorando, esa costumbre de llamar a sus padres a veces le asustaba, ella sabía que, su bebé al verla cruzar su habitación se iba a calmar, así que se puso de pie para ir con su hijo, entrando a su cuarto, el pequeño se quedó callado con los ojos llorosos al ver a su mamá, su método era efectivo.

Llorar al despertar = mami y papi corren a mí, tenía buenos resultados.

—Buenos días, Charlie— la rubia se sentó al lado de la cama de su hijo. —¿Está todo bien? — lo abrazó y besó su mejilla.

—Mami— Charles la abrazó.

Swift se tenía que concentrar, el pensar de nuevo obsesivamente con el tercer bebé que no llega, no sería bueno. —Vamos a ver a tu hermana— lo tomó en brazos y se fueron.


Más tarde, Travis estaba llegando de su entrenamiento, toda la mañana la pasó con Patrick, los niños y Taylor se encontraban en la cocina, jugando con plastilina moldeable apta para niños, entró encontrando a sus hijos haciendo un montón de bolitas con la plastilina.

—Hola chicos—

—¡Papi! — los dos dijeron contentos.

—¿Qué hacen eh? — miraba todas las bolitas de plastilina.

—Papi— Evie señalaba las bolitas. —Mia— le señalaba.

—Qué bien que hagan bolitas, Evie— dijo riendo.

Kelce besó las cabezas de sus hijos, esos pequeños ahora podían entretenerse un poco más, de las pocas actividades que los mellizos jugaban juntos sin pelear, al ser todavía menores de tres años, auguraban muchas bochornosas peleas entre ellos, luego, se dirigió a su esposa, quien estaba entretenida mirando a sus bebés.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora