CAPÍTULO 72 Temporada baja y locura

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Los mellizos lloraban pegados a la puerta, tirados en el suelo, dejando un rastro de lágrimas y mocos en el piso, la despedida de Travis por tres días la iban a sentir eterna, tener que manejar esa situación estando sola iba a ser algo complicado, la sensible madre en ese momento le dieron ganas de llorar al ver a sus hijos sufrir de ese modo, papi no se iba para siempre, tan solo estaría tres días fuera por trabajo, ella se sentía afortunada de haberlos llevado consigo en la gira y no separarse de ellos ni un día, hubiera sido una total tortura no tenerlos cerca por meses, acoplarse a trabajar y ser madre era una tarea que no podía ser fácil para nadie, seguramente, su esposo se estaba sintiendo del mismo modo, solo que, ahora, ellos no podían estarlo acompañando en estos entrenamientos cerrados, eran únicamente para los jugadores, nada de visitas, a finales de julio comenzarían los entrenamientos oficiales de los Chiefs y en septiembre, los juegos establecidos de manera formal.


—Bebés— se sentó con ellos en el suelo para abrazarlos, limpiando su cara con el extremo de su camisa. —Papi volverá en unos días, tranquilos, entiendo que lo vamos a extrañar mucho—

—Papi— Evie escurría lágrimas por sus mejillas todas rojas.

—Volverá nena— volvió a limpiarle la cara.

—Papi— Charles dijo de igual modo.

—Estará pronto aquí— los abrazó y besó. —¿Quieren dibujar? — trataba de distraerlos.

—Pintar— Charlie dijo.

—Vamos— se puso de pie con un poco de problema, todavía no tenía ese vientre prominente digno de un Kelce que se estaba gestando dentro de ella, pero ya se sentía menos hábil.


Travis estaba camino al estadio, en el transporte que los llevaba, todo estaba en su mente, los niños, Taylor embarazada, lo caóticos que suelen ser sus hijos en esa edad tan complicada, tres días le iban a parecer una eternidad, pero tenía que tratar de concentrarse lo mejor que pudiera, rendir como debe ser, no podía poner en juego lo que ha estado buscando, nuevamente llegar al super bowl, sería un evento gigante e inolvidable si los Chiefs ganaran de nuevo y toda su familia lo presenciara, y con eso se refería a que sus hijos lo vieran jugar, imaginaba a sus mellizos vestidos a la par o con los colores del equipo, todo le era emocionante, esperaba que Taylor tuviera todo bajo control mientras estaba fuera de casa.

—Hey, quita esa cara— Patrick le habló.

Sonrió. —No sabes todo lo que está pasando por mi mente ahora mismo—

—Claro que puedo imaginarlo—

—No, de verdad que no— rio, confiaría en su amigo y le revelaría el secreto. —No solo estoy dejando a Tay con los mellizos, si no que— alzó una ceja.

—¿Qué?, no, espera—

Él le hizo una ceña que debía guardar silencio.

—¿Lo está?, ¿Sí? — se puso a pensar en las notas de chismes de la gala de su fundación de caridad donde la pareja y sobre todo, Taylor dio a entender tocándose el vientre, no se miraba nada, pero la manera en que lo hizo daba muchas señales, estaba embarazada, y aunque jamás desmintieron nada, tampoco se confirmó, no era el estilo de la pareja, mucho menos de Swift, quien le gustaba mantener su vida privada donde debía estar, lejos de los sujetos raros y las cámaras acosadoras, sobre todo porque sus hijos eran tan protegidos por ambos.

Kelce volteó para todos lados y asintió contento.

—Has hecho la primera anotación del año— dijo riendo.

—Sí, definitivamente— rio. —Sabes que soy un experto en esto— bromeó.


Cuando llegaron al Arrowhead, todo era como si fuese el inicio de una fiesta, él estaba acostumbrado, ha estado ya varios años dentro del equipo, él estaba convencido de que este sería el último en que jugaría de manera profesional, le dolía un poco pensar en ello, pero sabía que el momento se acercaba, estaba cerca de los cuarenta y no podía seguir comprometiendo su cuerpo, aunque se encontraba en buena forma, tomaría la decisión final el próximo año, todo podría pasar, al bajar del autobús que los llevó al estadio, algo diferente estaba, con normalidad, los jugadores no solían estar tan mezclados con las porristas, pero esta vez, todas ellas, estaban ahí, claramente mirando a todos sus compañeros y a él, que entraban emocionados de nuevo a ese genial lugar donde les encanta pasar el tiempo trabajando.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora