CAPÍTULO 84 Emergencia

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La cantante estaba sentada en la cama de su hijo, cruzando los brazos molesta entre lágrimas, claro que estaba asustada y preocupada por la caída que tuvo, no sintió que fuese en extremo grave, pero todo el mundo sabe que caerte cuando estás embarazada es un peligro para el bebé, ¿Qué es lo que estaba pasando por su cabeza?, ni ella misma lo sabía.

—Taylor, no te voy a mentir, me estoy enojando— Travis trataba de controlarse, ¿Qué es lo que pasaba por la mente de su esposa para no querer ir al hospital?

—Travis, calma, deja que maneje esto, Tay, ¿Qué pasa?, ¿Por qué no quieres ir? — Donna se acercó a ella, tomando sus manos.

—No quiero ir aquí, quiero ir a California— respondió llorando.

—Bien, entonces allá deben ir, Travis, ya anda, has las maletas— su madre le ordenó.

Él sin decir nada fue de manera rápida a su habitación para hacer una maleta de emergencia, no era la misma maleta emergente que se supone deben hacer en las últimas semanas antes del parto, ese momento era diferente, le daba miedo, seguía sin entender cómo es que Taylor no quería que la revisaran aquí, tan solo manejando unos cuarenta minutos o cincuenta llegarían a la clínica más cercana, en cambio, ella quería irse al otro extremo del país, él se puso a realizar llamadas mientras daba ordenes de que vinieran lo más pronto posible por ellos, su cabeza iba a estallar, no comprendía porque su esposa estaba en ese plan tan extraño, ¿No le importaba el bebé?, sacudió su cabeza y se apuró.


Posteriormente a que el jugador dejó las cosas listas, le dio indicaciones a su madre para que se hiciera cargo de los mellizos, ellos no se iban a dar cuenta que no estarían en casa, a la mañana siguiente puede que no lo tomen bien, pero se encargarían de eso en otro momento, Taylor se hallaba sentada en la sala principal, llorando todavía, ni siquiera ella sabía si estaba siendo coherente al no dejarse revisar por alguien en Kansas, amaba esa ciudad, pero no quería a nadie más que no fuese su doctora, le daba miedo, su privacidad era muy importante también, desde que revelaron que tuvo una perdida, odiaría ver que su futuro bebé estuviera envuelto en un chisme de esa magnitud, el auto ya estaba afuera, el chofer estacionó y no apagó el auto, porque la orden era irse lo más pronto posible y rápido, Travis se despidió de su mamá y metió las maletas en la cajuela del vehículo.

Donna abrazó a Taylor. —Todo va a estar bien, Tay— la consoló, la señora se acordó cuando vivieron una cosa así, debía ser terrorífico estarlo repitiendo.

—Gracias— ella se limpió la cara.

—Vamos— Travis la tomó de la mano para salir de la casa y entrar al auto, él se iba a encargar de ella en cada paso que diera, no le iba a perder la vista, la culpa que sentía por algo tan obvio que podía suceder como resbalarse con el jodido talco no lo iba a dejar en paz.


El chofer hizo lo mejor que pudo, sin romper las reglas de tránsito llegó al aeropuerto, Alex ya estaba ahí, ayudando a abrir la puerta, no sabía que es lo que estaba pasando, pero debía ser una emergencia, afortunadamente por la hora de la noche, casi nadie se dio cuenta que la cantante y el jugador viajarían, al subir y estar acomodados, el avión despegó y las cinco horas de viaje comenzarían.


Cinco horas, cinco horas que iban a estar en la peor incertidumbre, Travis jugaba con sus manos, tratando de calmar su ansiedad, Taylor, estaba abrazada de una frazada, tratando de dormir un poco.

—Nena, ¿Te sientes bien? — ya tenía como diez veces que le hizo la misma pregunta, pero se la seguiría haciendo hasta que se aseguraran de que todo estaba en orden.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora