El Caldero Chorreante

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HARRY POTTER PERTENECE A J.K.ROWLING

Quien quiere leer ahora_ preguntó el director.

Yo_ se levantó Seamus, recibiendo el libro.

El Caldero Chorreante_ leyó Seamus, haciendo sonreír a la mayoría de los presentes, que querían saber lo que hizo Harry estando solo en el mundo mágico.

Harry tardó varios días en acostumbrarse a su nueva libertad. Nunca se había podido levantar a la hora que quería, ni comer lo que le gustaba.

Harry sonrió al recordar eso_ fue increíble quedarme ahí_ dijo.

Lo imagino_ dijo Daphne sonriéndole.

Podía ir donde le apeteciera, siempre y cuando estuviera en el callejón Diagon, y como esta calle larga y empedrada rebosaba de las tiendas de brujería más fascinantes del mundo, Harry no sentía ningún deseo de incumplir la palabra que le había dado a Fudge ni de extraviarse por el mundo muggle.

Me tranquiliza saber que no lo desobedeciste_ dijo Molly.

El callejón Diagon tenia todo lo que necesitaba_ se encogió de hombros Harry.

Desayunaba por las mañanas en el Caldero Chorreante, donde disfrutaba viendo a los demás huéspedes: brujas pequeñas y graciosas que habían llegado del campo para pasar un día de compras; magos de aspecto venerable que discutían sobre el último artículo aparecido en la revista La transformación moderna; brujos de aspecto primitivo; enanitos escandalosos;

Parece que no tuviste la oportunidad de aburrir_ dijo Astoria negando con la cabeza ante las descripciones de las personas.

Cada vez tengo menos ganas de saber mi descripción_ dijo Tonks, varios asintieron, Harry les dio una sonrisa inocente haciéndolos preocupar.

y, en cierta ocasión, una bruja malvada con un pasamontañas de gruesa lana, que pidió un plato de hígado crudo.

Como sabes que era malvada_ preguntó Collin, Harry se encogió de hombros.

Por la descripción debió serlo_ dijo Remus, varios asintieron luciendo pensativos.

Después del desayuno, Harry salía al patio de atrás, sacaba la varita mágica, golpeaba el tercer ladrillo de la izquierda por encima del cubo de la basura, y se quedaba esperando hasta que se abría en la pared el arco que daba al callejón Diagon. Harry pasaba aquellos largos y soleados días explorando las tiendas y comiendo bajo sombrillas de brillantes colores en las terrazas de los cafés,

Parece una buena manera de pasar el tiempo_ dijo Lavender_ tal vez deberíamos hacer eso este verano_ le dijo a Parvarti, que asintió entusiasmada.

Creo que pasaré mucho tiempo en el callejón este verano_ le susurró Seamus a Dean, que asintió, se aseguraría de ir.

donde los ocupantes de las otras mesas se enseñaban las compras que habían hecho («es un lunascopio, amigo mío, se acabó el andar con los mapas lunares, ¿te das cuenta?») o discutían sobre el caso de Sirius Black

lo hacían mucho_ dijo Harry haciendo memoria.

No me sorprende_ dijo Remus_ Sirius parecía ser el tema favorito de todos_ añadió.

Con toda la propaganda que hizo el ministerio es comprensible_ dijo Sirius, todos asintieron_ aún me sorprende que no se lo callaran_ continuó, pensativo_ eso es algo en lo que son expertos_ el ED asintió mientras el ministro le daba una mirada fulminante a Sirius.

El ministerio siempre les dice a los ciudadanos lo que tiene que saber_ espetó Fudge, antes de sonrojarse cuando los del ED bufaron.

(«yo no pienso dejar a ninguno de mis chicos que salga solo hasta que Sirius vuelva a Azkaban»).

La historia del trio de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora