Los mortífagos

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HARRY POTTER PERTENECE A JK ROWLING

Muy bien, ahora que confirmamos que Voldemort regresó_ dijo el director_ quién quiere leer.

Lo haré_ dijo Gerald, recibiendo el libro, alzando las cejas cuando leyó el título.

Los mortífagos_ leyó, haciendo que todos se enderezaran en sus asientos mientras Amelia se iluminaba más que un árbol de navidad.

Wesley_ dijo Amelia con su mejor voz de auror, haciendo que todos los Weasley voltearan a verla_ Percy, anota todos los nombres que escuches, que no se te escape ninguno.

Por supuesto madame Bones_ dijo Percy intentando mantener la expresión seria.

Voldemort apartó la vista de Harry y empezó a examinar su propio cuerpo. Las manos eran como grandes arañas blancas; con los largos dedos se acarició el pecho, los brazos, la cara. Los ojos rojos, cuyas pupilas eran alargadas como las de un gato, refulgieron en la oscuridad. Levantó las manos y flexionó los dedos con expresión embelesada y exultante.

Tal vez necesite unos minutos a solas_ dijo Pansy inclinando la cabeza_ qué_ preguntó cuando todos la miraron.

Nada, cariño_ dijo Draco, negando con la cabeza.

No hizo el menor caso de Colagusano, que se retorcía sangrando por el suelo,

Por supuesto que no_ dijo Remus_ Voldemort no siente la mínima compasión por sus seguidores.

Ni de la enorme serpiente, que otra vez había aparecido y daba vueltas alrededor de Harry, emitiendo sutiles silbidos. Voldemort deslizó una de aquellas manos de dedos anormalmente largas en un bolsillo de la túnica, y sacó una varita mágica. También la acarició suavemente, y luego la levantó y apuntó con ella a Colagusano, que se elevó en el aire y fue a estrellarse contra la tumba a la que Harry estaba atado.

Por qué le hace eso después de que le devolvió su cuerpo_ pregunta Collin.

Tenía que probar su varita_ dijo Sirius encogiéndose de hombros.

Obviamente Collin_ dijo Demelza, provocando algunas risitas.

Cayó a sus pies y quedó allí, desmadejado y llorando. Voldemort se volvió hacia Harry sus ojos rojos,

Mejor que siga viendo a Peter_ murmuraron los merodeadores, pero todos lo escucharon y no pudieron evitar darle la razón.

y soltó una risa sin alegría, fría, aguda. La túnica de Colagusano tenía manchas sanguinolentas, pues éste se había envuelto con ella el muñón del brazo. —Señor... —rogó con voz ahogada—, señor... me prometisteis... me prometisteis...

Dudo mucho que Voldemort cumpla sus promesas_ dijo Astoria.

Cumple algunas_ dijo Albus.

Levanta el brazo —dijo Voldemort con desgana. —¡Ah, señor... gracias, señor...! Alargó el muñón ensangrentado, pero Voldemort volvió a reírse. —¡El otro brazo, Colagusano! —

Por supuesto_ dijeron varios.

Debe estarse vengando por todo el tiempo que lo abandonó_ dijo Minerva, varios asintieron.

La historia del trio de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora