El Decreto de Enseñanza n.° 24

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HARRY POTTER PERTENECE A JK ROWLING

Quién leerá ahora_ preguntó el director.

Lo haré_ dijo Remus, recibiendo el libro.

El Decreto de Enseñanza n.° 24_ leyó frunciendo el ceño cuando los alumnos gimieron.

Qué pasa_ preguntó Marcus.

Hay decretos para todo_ dijo Lee_ no me sorprendería que sacaran uno que prohíbe ir al baño más de una vez al día_ añadió dramáticamente haciendo reír a varios, pero pararon al ver la seriedad de los estudiantes.

Desde que había comenzado el curso, Harry nunca había estado tan contento como aquel fin de semana. Ron y él pasaron gran parte del domingo poniendo al día los deberes; aunque no era una tarea precisamente divertida, como volvía a hacer un soleado día de otoño, sacaron sus cosas fuera y se tumbaron a la sombra de una gran haya, junto al borde del lago, en lugar de quedarse trabajando en las mesas de la sala común. Hermione, que como era lógico llevaba al día sus deberes, cogió unos ovillos de lana y encantó sus agujas de tejer, que tintineaban y destellaban suspendidas en el aire delante de ella, mientras tejían gorros y bufandas sin parar.

Nunca había oído de alguien que estuviera tan relajada en el año timo_ dijo Fred, varios asintieron.

Eso es por qué aun no llegan los exámenes_ dijo Harry.

No quiero saber cómo se pondrá entonces_ añadió Ron.

No será tan malo_ dijo Hermione rodando los ojos.

Harry experimentaba un sentimiento de inmensa satisfacción cuando se acordaba de que estaban tomando medidas para oponer resistencia a la profesora Umbridge y al Ministerio, y que él era un elemento fundamental en la rebelión.

Conozco el sentimiento_ dijo Kingsley.

La verdad es que se siente bien oponernos a ellos_ dijo Ginny_ pero se siente mejor que sepan que no nos asustan_ añadió levantando la barbilla hacia Umbridge y el ministro, todos asintieron.

No paraba de recordar la reunión del sábado: la gente que había acudido a él para aprender Defensa Contra las Artes Oscuras; la expresión de los rostros de los demás cuando escucharon algunas de las cosas que Harry había hecho;

Ves al final te gustó­_ dijo Daphne.

Tengo que admitirlo_ dijo Harry.

Y poder practicar podría ayudarte un poco con toda la rabia que sientes_ dijo Augusta, Harry asintió.

los elogios que Cho le dedicó, alabando su actuación en el Torneo de los tres magos…

ni una palabra_ advirtió Harry cuando todos los miraron: ese libro va a ser demasiado incómodo_ le susurró a Daphne.

Pensar que había tantos chicos y chicas que no lo consideraban un mentiroso ni un loco, sino alguien digno de admiración, le levantó tanto el ánimo que todavía estaba contento el lunes por la mañana, pese a la inminente perspectiva de las clases que menos le gustaban. Ron y él bajaron del dormitorio hablando acerca de la idea que había tenido Angelina de trabajar en una nueva jugada, bautizada como «voltereta con derrape», en el entrenamiento de aquella noche,

La historia del trio de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora