Por la chimenea

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HARRY POTTER PERTENECE A JK ROWLING

Quién quiere leer ahora_ preguntó el director, como era de esperarse ninguno de los alumnos levantó la mano.

Lo haré_ dijo Kingsley, para no perder tempo y poder acabar el libro rápido, el director asintió, así que le pasaron el libro.

Por la chimenea_ leyó con el ceño fruncido.

—No quiero ir… No necesito ir a la enfermería… No quiero… Harry farfullaba e intentaba soltarse del profesor Tofty, que lo miraba muy preocupado tras ayudarlo a salir al vestíbulo, con un montón de curiosos estudiantes alrededor. —Me… me encuentro bien, señor —balbuceó Harry secándose el sudor de la cara —. De verdad… Me quedé dormido y… y he tenido una pesadilla… —¡Es la presión de los exámenes! —aseguró el anciano mago,

No es la presión de los exámenes_ dijo Harry_ no necesito la enfermería, tengo que verificar que Sirius esté bien.

Seguramente lo estoy_ dijo Sirius.

Por qué no pareces preocupado_ preguntó Harry empezando a molestarse, Sirius suspiró y dejó que la lectura siguiera.

comprensivo, dándole unas débiles palmaditas en el hombro—. ¡Suele pasar, joven, suele pasar! Bébete un vaso de agua fría y quizá puedas volver al Gran Comedor. El examen casi ha terminado, pero a lo mejor quieres acabar de pulir tu última respuesta, ¿qué te parece? —Sí —contestó Harry, desesperado—. O sea…, no…, ya he hecho… todo lo que podía, creo… —Muy bien, muy bien —repuso el anciano mago con amabilidad—. Voy a recoger tu examen, y te sugiero que vayas a descansar un poco. —Sí, voy a descansar un poco —dijo Harry asintiendo enérgicamente con la cabeza—. Muchas gracias.

Al fin_ dijo Harry_ esto está tardando demasiado_ se quejó.

Harry, el capítulo apenas empieza_ dijo Remus amablemente_ seguro que Kingsley lee lo más rápido que puede.

Solo sigamos_ murmuró Harry.

En cuanto el anciano mago desapareció por el umbral y entró en el Gran Comedor, Harry subió a toda prisa la escalera de mármol, corrió por los pasillos (iba tan deprisa que, al verlo pasar, los personajes de los retratos murmuraban reproches e imprecaciones), siguió subiendo escaleras y finalmente irrumpió como un huracán por las puertas de la enfermería; la señora Pomfrey, que le estaba administrando un líquido azul y brillante a Montague, gritó alarmada. —¿Qué significa esto, Potter? —Necesito ver a la profesora McGonagall —gritó Harry,

Si_ dijo Harry_ ella ayudara.

Harry, no creo que la profesora esté en condiciones_ dijo Sirius.

Pero es la única que puede ayudar_ dijo Harry_ tiene que hacerlo.

Lee Kingsley_ suspiró Remus, sabiendo que Harry no estaría tranquilo hasta que el libro dijera que no se habían llevado a Sirius.

que jadeaba y sentía un fuerte dolor en el tórax—. ¡Es urgente! —La profesora McGonagall no está aquí, Potter —dijo la señora Pomfrey con tristeza—. La han trasladado a San Mungo esta mañana. ¡Cuatro hechizos aturdidores de lleno en el pecho, a su edad! Es un milagro que no la mataran.

Como_ preguntaron todos alarmados.

Era de esperarse que necesitara ir al hospital_ dijo Minerva_ ya verán que estaré bien_ añadió con suavidad.

La historia del trio de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora