Luna Lovegood

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HARRY POTTER PERTENECE A JK ROWLING

Quiero leer_ dijo Sirius, recibiendo el libro antes de levantar una ceja_ bueno esto es inesperado_ dijo con una sonrisita, que intrigó a varios.

Luna Lovegood_ leyó, haciendo que varios miren a una sorprendida Luna.

Tengo mi propio capítulo_ preguntó Luna encantada.

Te lo mereces Luna_ dijo Harry, recibiendo una sonrisa radiante de la chica, cuando ella volvió a mirar el libro, Harry intercambio miradas preocupadas con sus amigos, sabiendo lo que habían pensado de Luna.

Harry durmió mal esa noche. Sus padres entraban y salían de sus sueños, pero nunca le hablaban; la señora Weasley lloraba sobre el cuerpo sin vida de Kreacher, y Ron y Hermione, que llevaban coronas, la miraban;

Harry se encogió de hombros cuando todos lo miraron.

Espero que no tardes mucho en despertar_ dijo Daphne, mientras Sirius volvía a leer para que dejar de ver a su ahijado.

y una vez más, Harry iba por un pasillo que terminaba en una puerta cerrada con llave. Despertó sobresaltado, con picor en la cicatriz, y vio que Ron ya se había vestido y estaba hablándole. —… date prisa, mamá está histérica, dice que vamos a perder el tren… En la casa había mucho jaleo. Por lo que pudo oír mientras se vestía a toda velocidad, Harry comprendió que Fred y George habían encantado sus baúles para que bajaran la escalera volando, ahorrándose así la molestia de transportarlos, y éstos habían golpeado a Ginny

auch_ dijeron varios.

Eso lo resume bien_ asintió Ginny.

Perdón Gin_ dijo Fred.

No sabíamos que estabas ahí_ añadió George.

y la habían hecho bajar dos tramos de escalones rodando hasta el vestíbulo; la señora Black y la señora Weasley gritaban a voz en cuello. —¡… PODRÍAIS HABERLE HECHO DAÑO DE VERDAD, IDIOTAS! —¡…

fue un accidente_ dijo George.

Su hermana se lastimó_ dijo Molly.

Como íbamos a saber que estaría justo en el momento en que llegaron nuestras maletas_ los defendió Fred.

MESTIZOS PODRIDOS, MANCILLANDO LA CASA DE MIS PADRES!

Tu madre no se cansa_ preguntó Amelia.

No tiene nada más que hacer_ respondió Sirius.

Hermione entró corriendo en la habitación, muy aturullada, cuando Harry estaba poniéndose las zapatillas de deporte. La chica llevaba a Hedwig balanceándose en el hombro y a Crookshanks retorciéndose en los brazos.—Mis padres me han devuelto a Hedwig. La lechuza revoloteó obedientemente y se posó encima de su jaula. —¿Ya estás listo? —Casi. ¿Cómo está Ginny?

Está bien_ dijo Ginny sonriendo­_ gracias por preocuparte_ añadió.

Cuando quieras_ dijo Harry guiñándole un ojo, haciéndola reír, risa a la que se unió cuando Blaise le frunció el ceño, aunque de en forma de broma.

La historia del trio de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora