El comienzo

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HARRY POTTER PERTENECE A JK ROWLING

Voy a sentarme con Daphne, está bien_ preguntó Harry, Sirius y Remus asintieron.

Quién quiere leer ahora_ preguntó el director.

Lo haré_ dijo Hanna, recibiendo el libro.

El comienzo_ leyó.

Se refiere al inicio de la guerra, no director_ preguntó Astoria.

Me temo que si_ respondió el director.

Incluso un mes después, al rememorar los días que siguieron, Harry se daba cuenta de que se acordaba de muy pocas cosas. Era como si hubiera pasado demasiado para añadir nada más. Las recapitulaciones que hacía resultaban muy dolorosas. Lo peor fue, tal vez, el encuentro con los Diggory que tuvo lugar a la mañana siguiente. No lo culparon de lo ocurrido.

No te culparon_ preguntó Daphne_ ni siquiera el señor Diggory.

No lo hizo_ confirmó Harry_ fue el que más me preocupaba, pero se mostró bastante comprensivo.

Por el contrario, ambos le agradecieron que les hubiera llevado el cuerpo de su hijo.

Desde luego_ dijo Narcissa_ al menos tendrán el consuelo de poder enterrar a su hijo_ varios asintieron.

Durante toda la conversación, el señor Diggory no dejó de sollozar. La pena de la señora Diggory era mayor de la que se puede expresar llorando. —Sufrió muy poco, entonces —musitó ella, cuando Harry le explicó cómo había muerto—. Y, al fin y al cabo, Amos... murió justo después de ganar el Torneo. Tuvo que sentirse feliz. Al levantarse, ella miró a Harry y le dijo: —Ahora cuídate tú.

Ellos te creyeron_ preguntó Tonks.

Creo que si_ dijo Harry_ supongo que de lo contrario me habrían culpado.

Me alegra que le creyeran_ murmuró Remus_ Harry ya tiene bastante con la culpa que siente_ solo Sirius lo escuchó y asintió.

Harry cogió la bolsa de oro de la mesita. —Tomen esto —le dijo a la señora Diggory—. Tendría que haber sido para Cedric: llegó el primero. Cójanlo... Pero ella lo rechazó. —No, es tuyo. Nosotros no podríamos... Quédate con él.

Fue un lingo gesto_ dijo Susan_ pero era de esperarse que no o aceptaran.

Lo entiendo_ dijo Harry_ tampoco quería ese dinero.

Harry volvió a la torre de Gryffindor a la noche siguiente. Por lo que le dijeron Ron y Hermione, aquella mañana, durante el desayuno, Dumbledore se había dirigido a todo el colegio. Simplemente les había pedido que dejaran a Harry tranquilo, que nadie le hiciera preguntas ni lo forzara a contar la historia de lo ocurrido en el laberinto. Él notó que la mayor parte de sus compañeros se apartaban al cruzarse con él por los corredores, y que evitaban su mirada. Al pasar, algunos cuchicheaban tapándose la boca con la mano. Le pareció que muchos habían dado crédito al artículo de Rita Skeeter sobre lo trastornado y posiblemente peligroso que era. Tal vez formularan sus propias teorías sobre la manera en que Cedric había muerto.

Supongo que hay algunos que lo hacían_ dijo Neville_ mirando a ciertos Slytherin_ pero la mayoría no sabía que decirte.

Y no queríamos agobiarte_ dijo Dean.

La historia del trio de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora