La historia del trio de oro

Detrás del velo

HARRY POTTER PERTENECE A JK ROWLING

Que alguien lea rapido_ dijo Harry.

Por favor_ suplicaron varios.

Lo haré_ dijo Viktor, recibiendo el libro.

Detrás del velo_ leyó frunciendo el ceño mientras varios palidecían.

Qué significa eso_ preguntó Harry_ qué alguien…

 No tiene por qué significar eso_ dijo Kingsley, rápidamente_ los títulos de los capítulos pueden ser muy confusos.

Si claro_ asintieron varios sin querer pensar en eso.

Los rodearon unas siluetas negras salidas de la nada, que les cerraron el paso a derecha e izquierda; varios pares de ojos brillaban detras de las rendijas de unas mascaras, y una docena de varitas encendidas les apuntaban directamente al corazon; Ginny soltó un grito de terror. —Dame eso, Potter —repitió la voz de Lucius Malfoy,

Obviamente el querido Lucius no podía faltar_ dijo Sirius con secuencia.

Es de los favoritos de Voldemort_ dijo Remus.

No sé si quiero saber qué hará padre ahí_ murmuró Draco, apretando la mano de su madre que estaba bastante tensa.

que habia estirado un brazo con la palma de la mano hacia arriba. Harry notó un espantoso vacío en el estómago. Estaban atrapados, y los doblaban en número—.

Por supuesto, dijo Tonks_ los mortifagos siempre atacan en números grandes, al menos la mayoría de ellos_ los adultos asintieron.

Esto no suena nada bien_ dijo Harry mirando con preocupación a sus amigos.

Dame eso —dijo Malfoy una vez más.

No lo creo_ dijo Harry arrugando la nariz .

—¿Dónde está Sirius? — preguntó Harry. Varios mortífagos rieron; una áspera voz de mujer surgió de entre las oscuras figuras, hacia la izquierda de Harry, y sentenció con tono triunfante: —El Señor Tenebroso nunca se equivoca!

Esa debe ser Bella_ dijo Sirius.

Ella no podía faltar_ murmuró Neville oscuramente .

—No, nunca —apostilló Malfoy con voz queda—. Y ahora, entrégame la profecía, Potter. —¡Quiero saber dónde está Sirius! —«¡Quiero saber dónde está Sirius!» —se burló la mujer que estaba a su izquierda. Ella y el resto de los mortífagos se habían acercado más a Harry ya sus amigos, de los que ahora sólo los separaban unos palmos, y la luz de sus varitas deslumbraba a Harry. —Sé que lo han capturado —afirmó él tratando de no hacer caso de la creciente sensación de pánico que notaba en el pecho, el terror que había estado combatiendo desde que habían puesto un pie en el pasillo de la estantería número noventa y siete —.

Ya no entiendo_ dijo Harry_ te capturaron o no_ preguntó, deseando que fuera la segunda opción.

No lo creo_ dijo Sirius.

Está aquí. Sé que está aquí. —El bebé se ha despertado asustado y ha confundido el sueño con la realidad — dijo la mujer imitando la voz de un niño pequeño. Harry notó que Ron, que estaba a su lado, se movía. —No hagas nada —murmuró Harry—.