Los Mundiales de Quidditch

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HARRY POTTER PERTENECE A JK ROWLING

Ahora leo Yo_ dijo Angelina, levantándose y quitándole el libro a Ron antes de que alguien más pudiera.

Yo quería leer_ se quejaron varios, mirándola mal, recibiendo una sonrisa inocente de ella.

Los Mundiales de quidditch_ l eyó con una sonrisa.

Al fin_ exclamaron varios.

Espero que seas bien descriptivo Harry_ le dijo Charlie, varios asintieron haciendo reír a Harry que se encogió de hombros, él también lo esperaba.

Cogieron todo lo que habían comprado y, siguiendo al señor Weasley, se internaron a toda prisa en el bosque por el camino que marcaban los faroles. Oían los gritos, las risas, los retazos de canciones de los miles de personas que iban con ellos. La atmósfera de emoción febril se contagiaba fácilmente, y Harry no podía dejar de sonreír.

No eres el único_ dijo Oliver_ fue imposible no sonreír hasta que acabó el partido.

El ambiente era demasiado alegre_ acercando a Seamus.

Caminaron por el bosque hablando y bromeando en voz alta unos veinte minutos, hasta que al salir por el otro lado se encontraron a la sombra de un estadio colosal. Aunque Harry sólo podía ver una parte de los inmensos muros dorados que rodeaban el campo de juego, calculaba que dentro podrían haber cabido, sin apretujones, diez catedrales. —Hay asientos para cien mil personas —explicó el señor Weasley, observando la expresión de sobrecogimiento de Harry—.

Fue bastante impactante_ dijo Harry.

Lo fue_ dijo Dean_ no esperaba que lograran hacer eso.

Requirió mucho trabajo_ dijo Fudge_ teníamos que quedar bien con los que venían del extranjero.

Lo hicimos_ dijo Umbridge_ todos estaban impresionados con lo que planeamos.

Quinientos funcionarios han estado trabajando durante todo el año para levantarlo. Cada centímetro del edificio tiene un repelente mágico de muggles. Cada vez que los muggles se acercan hasta aquí, recuerdan de repente que tenían una cita en otro lugar y salen pitando...

Suena bien_ dijo Collin_ lo último que se necesita es que los muggles vean a los jugadores.

Tendríamos mucho trabajo para arreglarlo_ dijo Amelia con un suspiro.

Estaría demasiado rápido en los diarios_ dijo Fudge, varios tuvieron que admitir que era cierto.

¡Dios los bendiga! —añadió en tono cariñoso, encaminándose delante de los demás hacia la entrada más cercana, que ya estaba rodeada de un enjambre de bulliciosos magos y brujas. —¡Asientos de primera! —dijo la bruja del Ministerio apostada ante la puerta, al comprobar sus entradas—. ¡Tribuna principal! Todo recto escaleras arriba, Arthur, arriba de todo.

No entiendo como consiguió tan buenas entradas_ dijo Draco, bastante confundido.

Debes tener buenos contactos_ se encogió de hombros Pansy.

Aun así murmuró Draco.

Si quieres después de le preguntas_ dijo Narcissa dándole una mirada severa, haciendo prestar atención a la lectura, mientras Pansy escondía una sonrisa.

La historia del trio de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora