Bagman y Crouch

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HARRY POTTER PERTENECE A JK ROWLING

Quieres leer el próximo capítulo_ le preguntó Harry a Ron, que ascendió y recibió el libro.

Bagman y Crouch_ leyó_ claro que tenía que tocarme este_ suspiré con una pequeña mueca antes de empezar a leer.

Harry se desembarazó de Ron y se puso en pie. Habían llegado a lo que, a través de la niebla, parecía un páramo. Delante de ellos había un par de magos cansados ​​y de aspecto malhumorado.

Por qué_ preguntó Oliver_ estaban en los mundiales.

Debe ser por la hora que tuvieron que levantarse_ dijo Viktor_ creo que a cualquiera lo pondría de mal humor.

Uno de ellos sujetaba un reloj grande de oro; el otro, un horrible rollo de pergamino y una pluma de ganso. Los dos vestían como muggles, aunque con muy poco acierto: el hombre del reloj llevaba un traje de tweed con chanclos hasta los muslos; su compañero llevaba falda escocesa y poncho.

Qué tiene de malo_ preguntó Arthur cuando los nacidos de muggles empezaron a reír.

Es una manera inusual de vestir_ respondió Justin con cuidado, todos asintieron aun intentando dejar de reír.

—Buenos días, Basil —saludó el señor Weasley, cogiendo la bota y entregándosela en mano al mago de la falda, que la echó a una caja grande de trasladores usados ​​que tenía a su lado. Harry vio en la caja un periódico viejo, una lata vacía de cerveza y un balón de fútbol pinchado. —Hola, Arthur —respondió Basil con voz cansina—. Has librado hoy, ¿eh? Qué bien viven algunos... Nosotros llevamos aquí toda la noche...

Todos tuvimos que trabajar mucho para el juego_ dijo Fudge_ la mayoría no durmió para que todo saliera bien.

Pero aún así lo arruinaron_ suspiré a Amelia_ crees que en el libro salió quienes lo hicieron_ le preguntó a Harry.

Tendrás que esperar_ respondió, haciéndola sonreír emocionada.

Será mejor que salgáis de ahí: hay un grupo muy numeroso que llega a las cinco y quince del Bosque Negro. Esperad... voy a buscar dónde estánis... Weasley... Weasley... Consultó la lista del pergamino. —Está a unos cuatrocientos metros en aquella dirección. Es el primer prado al que llegáis. El que está a carga del campamento se llama Roberts.

No fue su familia la que…._ Hermione no terminó su pregunta, pero Harry y Ron asintieron.

Creo que si_ dijo Harry con una mueca al recordar.

Diggory... segundo prado... Pregunta por el señor Payne. —Gracias, Basil —dijo el señor Weasley, y les hizo a los demás una seña para que lo siguieran. Se encaminaron por el páramo desierto, incapaces de ver gran cosa a través de la niebla. Después de unos veinte minutos encontraron una casita de piedra junto a una verja. Al otro lado, Harry vislumbró las formas fantasmales de miles de tiendas dispuestas en la ladera de una colina, en medio de un vasto campo que se extendía hasta el horizonte, donde se divisaba el oscuro perfil de un bosque. Se despidieron de los Diggory y se encaminaron a la puerta de la casita. Había un hombre en la entrada, observando las tiendas. Nada más verlo, Harry reconoció que era un muggle, probablemente el único que había por allí.

No lo era_ dijo Fudge pensativo_ pero es probable que no veras a los demás.

Tampoco vi muggles_ dijo Dean frunciendo el ceño_ ni siquiera en el alboroto.

La historia del trio de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora