Capitulo 420

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Mis pies descalzos tocan la arena y agradezco la barandilla que hay cerca. Si no fuese porque me sujeto de ella, habría perdido el equilibrio. Mis ojos desorbitados solo se enfocan en el camino de velas y rosas que ha preparado mi chico, y no en las imperfecciones que hay en el suelo hasta alcanzar el punto de partida de aquel recorrido que promete ser alucinante.

Con la mirada le busco, y fracasando en el intento de encontrarle me enfoco en la primera parada. Ahora veo que además de los pétalos que guiarán todo mi camino, con cada vela hay un sobre. Temblorosa abro el primero. Necesito arrastrar algunas lágrimas para volver a leer el mensaje: "100 motivos por los que estoy enamorado de ti" Tras aquel folio encuentro una foto nuestra, una selfie en la que hacemos el tonto, en aquella estrecha camilla que fue testigo de nuestra declaración de amor que dio inicio a nuestra historia. "El primero, eres tú".

No tengo idea si Gaby le habrá contado los detalles a Alba o simplemente le dijo cuál era su idea, pero en mi cabeza la bendigo repetidas veces por los pañuelos que me hizo traer. Ya los necesito.

Avanzo, encontrándome otro sobre. Leo su contenido: "El segundo soy yo, porque me gusta más la versión de mi desde que estoy junto a ti". Sonrío, que bobo es, si cuando yo le conocí ya era perfecto.

Avanzo hasta alcanzar mi siguiente objetivo: "El tercero son tus mejillas sonrojadas, porque te mueres de vergüenza sabiendo que vas a leer solo algunas de las cosas bonitas que pienso de ti". Es cierto, es la sorpresa más hermosa que me han hecho en mi vida, pero me conoce perfectamente y en pocas palabras supo describir mis sentimientos.

Mis pasos alcanzan el cuarto sobre: "Tus ojos chocolate, que albergan una mirada sincera, tan sincera que es el reflejo de tu alma. El alma más pura que he conocido jamas".

Sorbo la nariz y sigo por el camino. "El quinto es que eres una llorica (y te confieso que ahora mismo me muero por limpiar con besos tus lágrimas, que no dudo, estas derramando)". Me hace reír y levantar los ojos para buscarle, pero no está, por lo que las arrastro yo misma con el borde de mi mano y me dirijo hacia el sobre número seis.

"Tu boca... ¿sabes que tienes el sabor más dulce que haya podido probar?".

Si el supiera todo lo que a mi me gusta la suya, me declaro adicta.

Mis manos cogen el sobre número siete: "Tú aroma, tan tuyo, tan propio, que me recuerda tanto a ti, ese que impregnas en nuestra cama y me ayuda a sentirte un poquito más cerca si es que no estas".

No puedo creer que Gaby se haya dedicado a pensar 100 razones para quererme, que barbaridad.

"El octavo motivo es tu piel suave, que se estremece con mi contacto". ¿Cómo podría no hacerlo, si enloquezco cada vez que me roza?

Mis pies avanzan por mi, llevándome al noveno sobre: "Tu respiración... sabes que me haces perder la cabeza cuando la siento alterada".

¿Gaby donde estas? Me pregunto a mi misma, necesito lanzarme a sus brazos y seguir haciendo este recorrido junto a él.

"El décimo motivo es tu cuerpo, al completo, menudo, delicado, podría pasarme la vida contemplándote".

Pocos pasos más, y alcanzó un nuevo sobre: "Once: tu corazón, que abarca un mundo entero lleno de amor, del cual me embriagas a mi... a nosotros".

"Doce: Tus brazos, que han sabido acogernos a todos cada vez que lo hemos necesitado".

"Trece: Tu cabecita loca, que aunque esté llena de ideas que me hacen temblar cuando me las cuentas, es también la dueña del criterio más sensato".

"Catorce: Tus lunares, en los cuales desearía perderme para siempre".

"Quince: Tu calidez, que ha convertido nuestra relación en una historia de amor, nuestra casa en un hogar y nuestras soledades en una familia".

Mi emoción se convierte en intensos sollozos. Joder, necesito parar antes de leer el siguiente sobre.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora