Capitulo 477

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Narra Gaby

La comida de celebración se alargó hasta la cena y los invitados se han ido sobre las once. Las niñas no han dejado de jugar con sus primos y las miramos enternecidos cuando vemos que se han dormido sobre el sofá, o en el caso de Lucia, en la alfombra junto a Danka.

V: Miradla por favor, si parece un angelito.

+ Lo es.

V: Ya... con alitas rojas y cuernos de demonio.

J: Se parece a una que yo me sé y no voy a decir que es mi hermana.

- Capullo.

Se queja riendo.

V: Si hasta parece que se porta bien y todo.

- Dejad a mi niña, pobrecita.

+ Me la llevo a la cama.

La cojo con delicadeza para no despertarla y subo. La cambio a su pijama de conejo y la tumbo. Luego hago lo mismo con Cami y por último voy en busca de mi esposa que ya ha despedido a todos los invitados.

+ ¿Puedes subir sola marmotilla, o tengo que llevarte como a las nenas?

- Venga hombre, considerando que es nuestra primera noche de casados podrías ponerle algo de empeño.

+ Mira si tendrás morro tu.

Ágilmente la cojo cual princesa antes de que ella pueda reaccionar, consiguiendo que unas carcajadas escapen de su boca.

+ ¿Sabes que tu risa es música para mis oídos?

Se ruboriza como cada vez que le suelto algún piropo.

- ¿Sabes que eres un pelota?

Vuelve a reír.

+ Bueno, es que con una mujer tan fea he tenido que aprender a inventarme lo que decir y quedar bien.

Me da un manotazo en el hombro.

+ Aquí yo no gano para disgustos.

Me quejo chinchandola.

+ Fea y además bruta. ¿Te das cuenta?

- Pobre... estás a esto

Junta su dedo índice con el pulgar, dejando una pequeña distancia entre ellos.

- De darme lastima.

+ ¿Y de darte calor?

Pregunto con voz ronca en su oído apretando su culo. Siento como un escalofrío la recorre.

+ ¿A cuanto estoy de darte calor, Malú?

Repito la pregunta, provocativo.

Hemos llegado ya a nuestra habitación y la dejo en la cama, bajando la cremallera de su vestido al hacerlo.

Sus manos entran en una batalla con los botones de mi camisa, consagrándola como única ganadora en pocos segundos.

Sus labios atacan mi cuello y mis manos se amoldan a sus pechos a la perfección, los suspiros y gemidos acallados son la banda sonora que nos acompaña durante toda la noche. No hemos escatimado en preámbulos y mucho menos en juntar nuestros cuerpos haciéndonos uno.

Las pocas estrellas que brillan sobre Madrid han sido el único testigo de nuestro amor. La madrugada da paso a los primeros rayos de sol y con ellos nosotros damos la bienvenida al sueño que hemos postergado durante horas por querernos una y otra vez.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora