Capitulo 571

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Narra Gaby

El paso del tiempo me parece vertiginoso. Hace nada estábamos en Valencia y en realidad ya han pasado algunas semanas desde que regresamos.

+ Venga Sofi, tranquila.

La acuno entre mis brazos meciéndola con movimientos rítmicos. Lloriquea buscando el pecho de Malú que ha salido a dejar a Alba a una fiesta sin dejar leche para la enana. Ninguno estaba de acuerdo en que nuestra primogénita asistiera, pero ya es mayor y ha insistido en hacerlo, por lo que quería asegurarse al menos de su compañía y ver aquel garito de mala muerte que alquilaron los organizadores.

- Aquí estoy.

Irrumpe en nuestra habitación tirando el bolso y dejándose caer sobre la cama para acomodar a la pequeña hambrienta en su pecho.

- No me gusta nada esa gente.

Rompe el cómodo silencio que había entre nosotros.

- Los de la fiesta de Alba.

Disipa cualquier duda que pudiese dejar su comentario.

+ ¿Sus amigas no habían llegado?

- Solo Elena y su novia.

Se muerde una uña, nerviosa.

- Las demás no estaban invitadas.

Lo sé. Admitió esa información en una charla que tuvimos esta tarde cuando indagaba sobre sus planes nocturnos.

+ No sé por qué se ha empeñado con aquel sitio si las otras no iban e Iván tampoco.

Cuando empezaron su relación tuve dudas sobre aquel chico de sonrisa torcida que acabó por demostrar cuánto quiere y cuida a mi hija. Hoy me encantaría que estuviese allí con ella.

- Es solo una fiesta.

Dice con poca seguridad en su voz.

- Le he dicho que puede llamarnos para que la recojamos y que si vuelve con Elena me despierte al llegar.

Que difícil es aceptar que mi pequeña se hace cada vez más mayor y que no puedo retenerla. Tan solo aconsejarla y esta vez, ha desechado nuestra opinión sobre la dichosa fiesta.

- ¿La cambias?

Me cede a Sofía que ya ha acabado su cena y le toca un cambio de pañal.

- Necesito hacer pipí.

Corre graciosa al baño.

- Venía con ganas desde el coche.

Suelto una risa floja.

+ Tú no crezcas.

Le pido dejando un beso en su frente. Hace nada era Alba la bebé que acunaba entre mis brazos y ya han pasado dieciocho años. Las circunstancias eran otras, yo un crío que aprendía a apañarme con una niña a mi cargo, estaba solo y sacando la carrera de medicina. Hoy tengo un puesto estupendo en un hospital renombrado de la ciudad, una familia maravillosa y a la mejor compañera que podría haber soñado a mi lado, pero la necesidad de protegerlas no ha cambiado, eso no.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora