Capitulo 555

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- ¿Estas segura?

Pregunto con un atisbo de esperanza en que el predictor haya fallado.

V: Me he hecho cinco pruebas y todas positivas. Esa mierda no se equivoca, Malú.

- ¡Joder!

Se me escapa el taco bajito.

V: ¿Qué coño se supone que hago yo ahora, eh?

Se altera.

- Calmarte.

Espeto segura. Sea cual sea la decisión que tome, la tranquilidad será su mejor aliada. Y la única forma de llegar a una resolución acertada.

- ¿Asier lo sabe?

V: No. Claro que no.

- ¿De cuanto estas?

V: Seis semanas.

- ¿Seis semanas y recién ahora me lo cuentas?

Le recrimino.

- Si nos vimos hace dos.

V: Acabo de enterarme.

- No tienes 12 años, Verónica.

V: Creí que el atraso se debía a todo lo que está pasando últimamente.

Suspira.

V: Ni siquiera recuerdo haberlo hecho sin protección.

Se queja acongojada.

V: Creo que fue una noche que Asier estaba agobiado. Prepare una cena romántica para distraerle y luego ya sabes cómo acabamos, pero es que ni siquiera estoy segura.

Se lamenta.

- Eso ¿que más da?

Quito hierro al asunto. Suficiente tiene con la noticia que acaba de caerle y nada va a cambiar si sabe cuándo fue el desliz o no.

- ¿Qué piensas hacer?

V: Abortar, creo.

- ¿No te parece un poco apresurado?

V: Pues no tengo mucho tiempo para pensarlo.

Se defiende. Aunque jamas he querido atacarla. Creo que es una decisión que solo ella puede tomar.

V: Que si lo hago con calma estaré con el bombo de seis meses y ya no será apresurado, pero si imposible.

- No exageres.

Le pido. No era esa mi propuesta, evidentemente, pero todo indica a que se ha enterado hoy, y si creo que debiese de tomarse algunos días para pensarlo mejor.

- Tienes que hablarlo con Asier. No estás sola en esto.

V: Es mi cuerpo.

- Si que lo es, y por eso es tuya la decisión, pero eso no quiere decir que no debas involucrarle. Es el padre y también tiene una opinión que dar.

La hago reflexionar.

- Además necesitarás su apoyo, sin importar lo que decidas.

V: Odio darte la razón.

Solloza.

- No me llores más, gordi.

Le pido.

- Que te ha pillado por sorpresa y en un mal momento, pero sabes que si decides tenerlo, a ese bebé lo que menos va a faltarle será amor.

Prometo.

- Y si optas por interrumpir el embarazo, nadie va a juzgarte.

Expongo.

V: No sé si me veo capaz.

Me confiesa en un susurro. Como si bajando el tono de su voz, pudiera evitar hacerse pequeñita.

- Yo voy a apoyarte, Vero.

Le recuerdo.

- Pero debes hablar con Asier.

V: Lo haré.

Promete en un murmuro ahogado en lágrimas amargas.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora