Capitulo 434

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Han pasado tres semanas desde que le contamos a nuestros más cercanos que vamos a casarnos y que seremos padres.

Ayer fue el último concierto de esta gira, y entre las emociones que eso me genera y las hormonas, llevo días sin parar de llorar. Danka, como cada una de las veces que me pasa algo, lo percibe y está a mi vera, no sé qué voy a hacer el día que me falte.

- Mira.

Le enseño un vídeo que alguna fan hizo. Con cientos de menciones he entrado a verlo y no he podido resistir las lágrimas otra vez, siempre consiguen emocionarme con estas cosas.

+ Que monos son.

- Sí.

+ ¿Cuándo vas a contarles a ellos?

Me encojo de hombros.

- No lo sé.

+ No creo que sea bueno que tardes mucho más. Empezará a notarse.

- Cuando eso pase, no tendré de otra.

+ Como tu lo veas.

- ¿Tienes prisa?

+ ¿Yo?

Pregunta sorprendido.

- Joder, ¿no puedo vivir el embarazo tranquila? Sumergida en el anonimato.

Protesto al borde del llanto.

+ Pero no me llores más.

Sonríe sonoramente, abrazándome contra su pecho.

+ No eres anónima, van a darse cuenta.

- ¿Es mucho pedir un poco de tranquilidad?

Hago referencia a la prensa. Mi gente suele ser respetuosa, pero sé que tras contarles a ellos, tendré periodistas atormentándonos día y noche.

+ Venga, cielo, no te agobies. Cuando te veas preparada, lo charlamos, ¿vale?

Asiento. A sabiendas de que corro contra el tiempo. Con 14 semanas no puedo demorarme demasiado.

+ ¿Miramos una peli y te hago mimos?

Propone.

- Yo elijo la película, tú ve preparando palomitas.

+ ¿Apenas has acabado de cenar y ya te apetecen palomitas?

Se burla de mi. Dice que pienso demasiado en comida.

- Te recuerdo que este bebé.

Me toco la tripa.

- Acepta el alimento que le da la gana y cuando le da la gana.

Los vomitos no me dan tregua. Las mañanas son horribles, aunque muchas tardes hacen competencia.

+ Excusas.

Ríe rumbo a la cocina.

- Oye, ven aquí.

Le llamo.

- Podrías traer algo que te apetezca a ti también.

+ Yo no tengo hambre, me he empachado con la cena.

- Mejor será que se te pase el empache.

La regalo una mirada traviesa.

- Porque igual no llegamos a acabar con la peli.

+ ¿Y por qué no?

Sigue con mi juego.

- Porque aunque tú creas que el bebé solo me hace pensar en comida, te equívocas.

Me acerco a él, hasta quedar a quemarropa.

- En lo único que me hace pensar realmente, es en sexo.

Musito, llevándome su labio inferior entre mis dientes.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora