Capitulo 587

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P: Conmigo no hace falta que finjas.

Sentencia dejándome un vaso de Coca Cola bien frío delante. Ella solo se sirve agua y se sienta junto a mi.

P: Te he parido y sé que algo te roba la calma.

Ojalá solo fuera algo, y no miles de cosas que rondan por mi cabeza.

- No finjo, simplemente no me apetece hablar.

Me sincero. Han pasado cinco días desde que volví de Valencia porque Cami se escapó y mi madre insiste en que me pasa algo desde entonces. Ya me he cansado de negárselo, por lo que esta vez, intento zanjar el tema con la verdad.

P: No puedo obligarte a desembuchar, pero recuerda que todo tiene solución, menos la muerte.

Mamá siempre ha sido una mujer fuerte y positiva. He aprendido mucho de ella.

- No exageres, nadie a hablado de que los problemas no tengan solución.

Ruedo los ojos.

- Estoy preocupada por Alba.

Suelto solo uno de los temas que me atormenta.

- Últimamente pasa demasiado tiempo con un grupo de chavales que está lejos de gustarme.

P: Sigue tu insisto, no suele fallar.

- Ya, pero no es una niña a la que puedo prohibirle quedar con ellos. Prefiero que tenga mi apoyo y me cuente las cosas.

La confianza que me tiene lo vale todo.

P: Haces bien. Ya verás como sola te da la razón.

Asiento desganada. Espero que me la dé, sí, pero que no salga perjudicada en descubrir que estoy en lo cierto.

P: ¿Por qué no te gustan?

Me encojo de hombros.

- No tengo motivos... solo actitudes que Alba me ha comentado en determinados momentos.

Se queda pensativa.

P: ¿Por qué no sales esta noche con Gaby?

Propone.

P: Yo me ocupo de las niñas.

Amablemente se ofrece para que no tengamos que molestar a Carmen.

P: Te vendrá bien distraerte y echar un buen polvo.

- Mamá.

La miro escandalizada.

P: Ay Malú, yo no me creo que a tu edad se te sigan subiendo los colores al hablar de sexo.

- Pues contigo si.

P: Ala, si todos sabemos cómo habéis hecho a esta preciosura.

Señala a Sofía. Suspiro.

- No me apetece.

P: Ya, creo que el mayor problema lo tienes con Gaby.

Siempre tan asertiva.

- Déjalo.

Mis ojos se empañan, obligándome a mirar hacia arriba para poder retener el llanto.

P: ¿Cuándo habéis discutido?

- No lo hemos hecho.

P: Hija...

Su voz comprensiva me dice que ya sabe cuál es el problema.

- No puedo evitarlo.

Algunas lágrimas atrevidas escapan de mis ojos, por más que les he prohibido hacerlo.

- Le miro y no consigo apartar la idea de que fue su culpa...

Me limpio con el filo de la mano.

- El estaba con Camila cuando se escapó...

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora