Capitulo 508

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Narra Gaby

+ Por fin.

Atiendo a su videollamada.

+ Me tenias súper preocupado.

- Lo siento, tenia el móvil en silencio.

+ Ya. ¿Cómo estas?

- Cansada, igual que todos estos días.

Responde algo seca.

- ¿Y tú? ¿Dana?

+ Le sugerí que se muden una temporada a Madrid.

- Vaya.

+ Dice que es imposible, que tienen su vida aquí.

- Es comprensible.

+ No, yo no la entiendo, lo que mejor le hace es estar con nosotros y aún así se niega a moverse de Londres.

- A mi no me parece raro, yo no me movería de Madrid.

Habla honesta, aunque la siento un poco ausente.

+ ¿Pasa algo?

- ¿Qué más da?

+ Cariño...

- Cuéntame lo de Dana, anda.

La conozco perfectamente y podría ponerme al fuego y no me quemo si dijera que no se interesa demasiado y solamente busca evitar una discusión.

+ Estar cerca nuestro, de Luis y de mis padres la ayudaría.

Decido hacerla caso. Sabiendo que acabaremos peleados de cualquier modo.

- Ya, pero si no quiere, no puedes obligarla.

Parece molesta con mi idea.

+ ¿Estas enfadada?

- No.

+ Lo pareces.

- Pues no lo estoy. Aquí también pasan cosas y estoy cansada, solo es eso.

+ Ya.

Se expresa borde. Para ella ha sido difícil tenerme lejos. No sé cómo voy a contarle el desenlace de la charla con mi hermana, no hay forma de que lo tome bien.

+ Cuéntame como están las chicas, que os echo mucho de menos.

- Hablaste con ellas esta tarde...

+ No estás muy por la labor de tener una conversación fluida.

Le recrimino.

- No, ha sido un día largo, me quiero ir a la cama.

+ Espera.

- ¿Qué?

+ Tengo algo que comentarte.

Me tenso, acariciándome la nuca.

- ¿Cuánto tiempo más vas a quedarte?

Pregunta sin tapujos. El silencio entre nosotros se hace ensordecedor.

+ Hablé con Dana para regresar antes.

Le cuento.

+ Quería cambiar el boleto para regresar a casa con vosotras.

- Me valen tus motivos.

+ Malú, escúchame...

- No, estoy cansada, ya he tenido suficiente por hoy. Solo dime cuando regresas y déjalo estar.

Suspiro.

+ En diez días.

- Vale. Buenas noches.

Corta dejándome con la palabra en la boca y un nudo en el pecho. Si ella supiera todo lo que está pasando aquí. Lo que necesito su apoyo, lo triste que es ver a mi hermana deseando que su vida se le escape como agua entre los dedos, lo que quisiera estar con ella, bien pegadita a mi, llenándola de besos y caricias, haciéndola mía hasta el amanecer, calmando sus temores y limpiando las lágrimas que ahora mismo está derramando. ¡Ay, Malú!

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora