Capitulo 550

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Narra Malú

Me despierto más descansada que cualquier mañana desde que Sofía llegó a nuestras vidas. Los rayos de luz se cuelan con fuerza por las persianas casi completamente cerradas y el silencio reina en toda la casa. Me desperezo tranquila y luego busco a mi bebé en su cuna, encontrándola vacía.

El móvil indica que son las 10 de la mañana y su última toma fue hace más de cinco horas.

Me incorporo para ir en su búsqueda. El ruidito que hace cuando se lleva toda la mano a la boca proviene de la habitación de Alba. Me asomo cautelosa y me quedo unos segundos apoyada en el marco de la puerta contemplando la estampa embelesada.

La pequeña babosea su manita tumbada en la cama de la mayor de sus hermanas, que sentada en el suelo estudiando supervisa que no vaya a rodarse. Un biberón con restos de mi leche está apoyado en su mesita y Sofi está tapada con una manta y un gorrito, aunque completamente desnuda.

- Buenos días.

Saludo con una sonrisa boba, enternecida por lo que estoy presenciando.

A: ¿Te has despertado ya? Creí que dormirías más.

- ¿Estas de coña?

Niego agradecida.

- Ya me había olvidado lo que era dormir más que un par de horas seguidas.

Me siento en su cama, acercando mi mano a Sofía, que como reflejo coge mi dedo entre los suyos.

A: Creo que ya tiene hambre otra vez, ¿no, tragona?

Le hace una carantoña.

- ¿Tu no tendrías que estar en la universidad?

A: El examen es dentro de unas horas, estaba estudiando los últimos detalles.

- Déjalo.

Le recomiendo. Es una chica muy responsable en sus estudios. Demasiado.

- Te sabes la materia y solo te pondrá más nerviosa.

Suspira dándome la razón.

- Bueno, ¿y como es que tú estás con ella y por qué la tienes desnuda?

Río flojito. El detalle no ha pasado desapercibido.

A: Papá me vio estudiando esta mañana cuando se llevo a las niñas al colegio y me pidió que me ocupe hasta que pida la toma, así te dejaba dormir más, pero encontré tu leche en el congelador y se la di.

- Gracias.

Sonrío honesta. Horas de sueño son el mejor regalo que alguien puede hacerme últimamente.

A: Y después de bebérselo como si se hubiese perdido en el desierto, se ha vomitado un poco la ropa, pero no he querido despertarte y la dejé así.

- ¿Estas a gusto, Sofi?

Parece encantada. Esta súper tranquila.

- ¿Te lo has pasado bien con Alba, reina?

Acaricio su mejilla.

- ¿Cómo estas?

Pregunto a la mayor de mis hijas. Hace bastante no tenemos una charla de las nuestras.

A: No tengo mucho tiempo para cuestionármelo.

Señala uno de sus libros.

- Sabes que yo soy la primera que quiere que estudies.

Le recuerdo.

- Pero no debes permitir que esto haga que te pierdas a ti misma.

La hago reflexionar.

- Los estudios son para ayudarte a que consigas tus metas, no a que pierdas el rumbo.

A: La universidad está siendo más difícil de lo que pensaba.

Confiesa frustrada.

A: Y no estoy segura de haber elegido bien.

Sus labios comienzan a temblar y su mirada se vuelve acuosa.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora