Capitulo 543

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Pe: Vamos a darle un poco de agua en un biberón.

Sugiere.

Pe: Hoy ha hecho mucho calor y puede que haya sudado el líquido que suele hacer pipí.

Explica.

Pe: Creo que con eso nos va a quitar el susto. Si hace os podéis ir a casa tranquilos.

- ¿Y si no?

Pregunta con un hilo de voz.

Pe: Habrá que hacerle estudios.

Malú besa la frente de Sofía como reflejo de protección.

Pe: Veréis como no será necesario.

Sonríe el doctor dándole calma. No es difícil notar su temor.

En: Aquí está el biberón.

La enfermera que hace nada nos acompañaba, regresa con lo que le ha pedido el médico.

En: ¿Se lo dais vosotros?

+ Si.

Le agradezco y cojo la pequeña botella para darle de beber a Sofía que la toma como si se hubiese perdido en el desierto.

+ ¿Tenías sed, princesa?

Le hablo con voz infantil. Me sorprendo al ver que prácticamente acaba el contenido.

+ Dile a mami que se esté tranquila porque tú estás estupendamente.

Continúo, aunque dirijo la mirada a Malú que esboza una leve sonrisa.

Sofía no tarda más de media hora en reaccionar al agua que le hemos dado y empapa el pañal dejándonos mucho más tranquilos.

Pe: Podéis volver a casa, familia.

Anuncia firmando el alta. Nosotros ponemos rumbo a nuestro hogar agotados, entre una cosa y otra nos han dado las dos de la madrugada.

Narra Malú

- Me quiero morir.

Exagero en un quejido silencioso. Hace nada que me dormí enredada en los brazos de Gaby y ahora debo zafarme de ellos, Sofi ya reclama su toma.

- Menuda guerrera me has salido.

Susurro con la mirada clavada en su cara. Succiona con fuerza y pasea su diminuta manita por mi mentón, sintiéndome, reconociéndome.

- Te quiero tanto, Sofía.

Prometo en uno de nuestros ratitos a solas. Es lo que más me gusta de amamantarla.

+ Cuando creía que no podía enamorarme más de ti, te veo con nuestra hija y me demuestras que me equivoco.

Me habla bajito. Indeciso de irrumpir en una charla de madre e hija. Le miro algo ruborizada.

- Creí que estabas dormido.

+ Sus llantos me han desvelado, y miraros merece la pena.

- Es difícil querer protegerla de todo y saber que no soy capaz de hacerlo.

Reflexiono.

- Tuve miedo de que algo le pasara.

El acaricia el bajo de mi espalda, comprensivo.

+ No podemos evitar que las cosas pasen, pero eso no quiere decir que no podamos protegerla si es que algo ocurre.

Asiento en silencio. Lleva razón. Lo hemos hecho con nuestras hijas mayores, pero es que Sofía es tan pequeñita que quisiera guardarla de todo lo malo.

- Os quiero mucho.

Zanjo. La niña ya ha acabado y el cansancio me está ganando.

+ Déjamela a mi, tú duerme.

La coge para sacarle los gases.

+ Además creo que tendremos que volver a cambiar el pañal.

Sonríe aliviado. Quien nos iba a decir que algo tan simple podría traernos tanta alegría.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora