Capitulo 462

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Pa: Mis padres no aceptaron nunca mi embarazo.

Recuerda cabizbaja.

Pa: Estaban empeñados en que abortara.

Dicen que la fruta no cae demasiado lejos del árbol. Pues ya veo que su crueldad es heredada.

Pa: Pasé 7 meses en el campo. Ellos no querían tenerme en Madrid y ser el hazme reír de sus amigos pijos. Estas cosas no pasan entre los de alta sociedad.

Me da lastima su historia. Nadie merece eso.

Pa: Prometí que dejaría a la criatura en una casa de acogida, consiguiendo que me dejaran tenerla. No mencione mi plan de entregarle mi hija a su padre, ellos lo fastidiarían y no quise arriesgarme.

Por primera vez la miro a los ojos.

Pa: Cuando nació se la dejé a Gaby y me fui a America. Lejos de todo, estaba demasiado dolida como para quedarme cerca de ellos. Luché por mis metas y forme mi propia discográfica.

Recuerdo que por eso me fichó.

Pa: La crisis que tuvo la música también me afectó. Los números de ventas cayeron en picada, y no supe cómo dirigirlo.

Se lamenta.

Pa: ¿Sabes lo que es no tener lo que comer?

Niego, agradecida al universo. A lo largo de mi vida he pasado por mejores y peores momentos económicos. Recuerdo que cuando era pequeña, para mis progenitores hubo años especialmente difíciles, pero no, por suerte, yo no tengo idea lo que significa que te falte el alimento.

Pa: Mis padres no iban a ayudarme, yo soy la vergüenza de la familia.

- Lo lamento.

Hay una parte de mí que verdaderamente lo siente.

- Pero nada justifica lo que hiciste.

Le reprocho.

- Ni a mí, ni mucho menos a Alba.

Pa: Yo lo sé, nada lo justifica.

Repite mi aseveración.

Pa: Pero yo no puedo vivir sin vuestro perdón.

Me mira de tal forma que un escalofrío recorre mi cuerpo.

El viento pega fuerte, el frío cala los huesos, y estar junto a ella me hace sentir aún más la crudeza del ambiente. Sigo sin fiarme del todo. Nos hizo tanto daño, ¿Cómo podría creer en Patricia? Me siento en total desasosiego a su lado, mi mente no me da tregua y le suplica a mis piernas que echen a correr, bien lejos suyo.

Pa: Voy a volver a irme, Malú.

La miro desconfiada.

Pa: Regreso a America... yo también necesito dejar atrás todo lo que pasó.

Me explica.

Pa: Y aquí no puedo. Demasiado daño he causado, y necesito empezar desde cero.

Me alegra saber que estará lejos.

Pa: Pero para que todo quede saldado, necesito que me perdones, tú y ella.

- No sé si Alba... Tengo que pensarlo.

Admito.

- No estoy segura de permitir que la veas... y aunque yo la dejara, quien decida si quiere verte será ella, yo no voy a forzarla.

Pa: No, claro que no.

Coge mis manos y de inmediato me sobresalto, apartándolas.

Pa: Podrías persuadirla.

Me ruega.

- Ya te he dicho que tengo que pensarlo.

Lo hablaré con Gaby.

Pa: Malú.

Se pone de pie.

Pa: ¿Y tú? ¿Tú me perdonas?

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora