Capitulo 588

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P: Estaba Gaby, sí.

Me da la razón.

P: Pero también estaban Carmen y Alba... y podría haber estado yo, o tú.

- Él es el padre.

P: Hablas como si no fuese estupendo en su labor.

- Camila se fugó de casa, mamá.

P: Y se dio cuenta de inmediato, salió a buscarla...

Me regala una mirada de desaprobación.

P: Nadie se podría haber imaginado que Cami pudiera hacer algo así, tú tampoco, Malú, y el hizo lo mismo que hubiésemos hecho todos.

Me mantengo en silencio, sin encontrar mis ojos con los suyos. Sigo haciéndome pequeñita cuando me riñe.

P: Además no te olvides que Cami se escapó para buscarte a ti.

No lo olvido. Claro que no.

P: Gaby también podría guardarte rencor.

- Igual lo hace.

P: No lo creo.

Sentencia.

P: Lo que sí creo que es a ti te encantaría que lo hiciera, que estuviese súper enfadado, así podríais discutir y tendrías la oportunidad de soltarle cuanta burrada cruce por tu cabeza.

Sus palabras se me clavan como cuchillos en el pecho. ¿Por qué tiene que conocerme tanto? ¿Y como puedo sentirme tan mala persona al escuchar mis sentimientos reflejados en sus palabras?

P: No te atrevas a negarlo.

Se levanta para coger a Sofía que reclama atención.

P: Te conozco demasiado.

Lo hace. Por supuesto que lo hace. No podría mentirle a mi madre aunque quisiera. Los engaños no cuelan con ella, aunque esta sea una verdad que no quisiera reconocerme ni a mi misma.

P: Las parejas discuten, Malú.

Su tono se torna más suave.

P: Pero eso no quiere decir que debas buscar las discusiones, porque siempre dejan alguna cicatriz que no se borra.

La escucho atenta.

P: Ahora mismo puedes elegir discutir con Gaby, o dejarlo estar y aceptar que fue un error, pero si escoges esto último, no te lo guardes en el corazón.

Advierte.

P: Te recuerdo que fuiste tú la que llevo a Alba al encuentro con su madre, y Gaby jamas te acusó de ello.

Zanja. Mi madre lleva razón, pero ¿qué pasa si no puedo hacer caso a su sabiduría?

Necesito equivocarme. A veces aprendemos únicamente cuando cometemos nuestros propios errores y yo llevo todos estos días intentando convencerme de que las cosas con Gaby están bien, pero no lo están. Finjo estar dormida cuando se despierta cada mañana, y me acuesto cuando el ya se ha entregado a Morfeo, refugiándome en el estudio de casa, dejando fluir nuevas cosas. Me apetece volver a trabajar.

Consigo escaquearme de nuestras charlas ocupándome de las chicas y aseguro estar muy cansada cuando su piel roza la mía.

Fue su culpa que no supo vigilarla.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora