Capitulo 561

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Me miro en el espejo llena de inseguridades. Estoy esforzándome para perder peso después del parto, pero aún no recupero mi silueta y aunque sé que es normal, no termino de sentirme cómoda con mi cuerpo. Esta es la primera vez que me produzco desde que Sofía nació y no puedo evitar compararme con lo que fui hace 10 meses.

+ Joder, pero que guapísima estas.

Saluda entrando a nuestra habitación. El aún lleva la ropa del hospital y se queda parado, mirándome embelesado.

- No digas bobadas.

Respondo de mala gana. He optado por unos vaqueros y una camisa blanca que aún me queda demasiado ajustada.

+ Hey, ¿Qué pasa?

Se acerca a mi, pero me adelanto volviendo a pararme frente al armario.

- Voy a cambiarme.

+ ¿Por qué? Estas preciosa.

Insiste. De repente siento unas ganas tontas de llorar.

- Porque nada me queda bien.

Me quejo a punto de romperme.

+ Estoy de acuerdo. Nada es tu mejor look.

Asegura lleno de picardía. Vuelve a acercarse a mi, dejando una caricia en mi brazo y esbozando una sonrisa.

+ Pero creo que para salir es mejor que lleves ropa.

- Eres imbécil.

Protesto.

+ Un imbécil enamorado de la mujer más guapa de España.

- No lo soy, mira esta camisa, me queda fatal.

Resoplo.

+ Tu debes sentirte cómoda, pero a mi me gusta mucho.

Se encoge de hombros.

- Con nada me siento cómoda, ese es el problema.

+ Cariño.

Con dos de sus dedos levanta mi mentón, obligándome a mirarle.

+ Si tienes unos kilos de más no dejas de ser preciosa, yo estoy enamorado de ti, no de un número en la balanza.

Sus dulces palabras me roban una sonrisa tímida.

+ Ya veras como vas a volver a perder aquellos kilillos y sentirte cómoda con tu cuerpo, pero es demasiado pronto, Sofi solo tiene un mes.

Me recuerda. No suelo sentirme así. Pero he querido ponerme guapa para nuestra salida y creo que me he apresurado en elegir el atuendo.

+ Ahora ponte algo con lo que estés a gusto, mientras yo me doy una ducha y alégrame esa cara, anda, que esta noche nos la vamos a pasar genial tú y yo.

- Y Sofía.

+ No, ella se queda en casa con sus hermanas.

Anuncia colándose en el baño antes de que yo pueda dar una respuesta.

- ¿Qué? ¿Estás loco?

Reclamo su atención desde el otro lado de la puerta. Ha echado el pestillo.

- Es demasiado pequeña, no podemos ir sin ella.

+ Estará bien.

Escucho su voz a la par que el agua correr.

- Abre.

Golpeo con fuerza. Me sorprende al hacerlo sin rechistar. Esta desnudo y siento como la temperatura me sube en cosa de segundos. Ansío desesperadamente sentirle.

- Voy a matarte.

Amenazo con mis ojos entre sus piernas.

+ Si lo haces no podré empotrarte contra la pared.

Advierte gracioso.

- Si no fuera porque te tengo tantas ganas me vengaría de ti, castigándote sin sexo.

+ Pero no lo harás.

Deja un rápido pico en mis labios y se mete en la ducha, dejándome con una sonrisa y devolviéndome el buen humor.

- Por mi propio bien no te dejare sin sexo.

Sentencio traviesa.

- Pero voy a vengarme de ti.

Si que lo haré.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora