Capitulo 418

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Narra Malú

- ¿Puedo saber que coño te pasa?

Pregunto con un cabreo monumental. Regresaremos  a Madrid mañana por la noche y me apetecía muchísimo disfrutar al máximo el día de hoy, pero Gaby ha estado súper raro.

+ Ya te he dicho que no me pasa nada.

- Inaguantable si estas para que no te pase nada.

Rueda los ojos.

+ Estoy cansado, estuvimos todo el día fuera y cargué a Lucia en mis hombros.

- Vale.

Acepto poco convencida. No me apetece seguir discutiendo, quiero que nuestras vacaciones acaben bien.

+ ¿Vamos a dormir?

- ¿Me estás vacilando?

Espeto indignada. No sé qué afán tenía hoy por acostar a las niñas tan pronto, ¿pero ahora nosotros?

- Son las 10.

Remarco irritada. No podría dormirme aunque quisiera.

+ Ya, podemos tumbarnos y regalarnos muchos mimos.

Propone conciliador.

- Hoy no hay quien te entienda.

+ Hoy no necesito que me entiendas, solo que me quieras.

- Es que me preocupas.

Su calma consigue la mía, y si él no la tiene, a mí me cuesta encontrarla.

+ Estoy bien, te lo prometo.

- ¿Necesitas charlar de algo? ¿puedo ayudarte?

+ Sí.

Únicamente le miro, invitándole a que hable. Con mesura acerca su mano a la mía, y entrelazando nuestros dedos me empuja haciéndome caer sobre su regazo.

+ Lo primero, alegra esa cara, que de morros te pones fea.

No sé cómo siempre consigue sacarme una sonrisa.

+ Y lo segundo, que confíes en mí.

- Aunque trates de aparentar ahora, no cuela.

+ Vamos a hacer un trato.

- ¿Cuál?

+ Te voy a decir lo que me pasa, pero los motivos te los cuento mañana y tú no me vas a hacer ninguna pregunta más. Te lo cuento y luego nos dedicamos a querernos.

Sé que si accedo, esto acabará peor, no voy a dejar de comerme el coco buscando las razones de sus sentimientos, pero la curiosidad y la inquietud me pueden, por lo que acepto sin poner pegas. Le conozco y no voy a poder hacerle cambiar las condiciones.

- Vale.

+ Estoy nervioso.

- ¿Por qué?

Pregunto de forma automática. El sonríe, sabia que lo haría.

+ Haces trampa.

- No puedes decirme esto y no darme una explicación.

Me quejo, molesta.

- ¿Qué no te das cuenta que me preocupo por ti?

Le recrimino.

+ No lo hagas.

- Gaby.

Algunas lágrimas empiezan a acumularse en mis ojos. Siento mucha impotencia, es injusto que el tome se como un juego algo que para mí es serio.

+ Mañana voy a contártelo todo.

Promete.

- ¿Estas bien? ¿pasa algo con las chicas? ¿Qué tienes, cariño?

+ Hey, pequeña.

Con dos de sus dedos coge mi mentón, obligándome a mirarle.

+ No te pongas así... son unos nervios bonitos, como los que tú sientes antes de un concierto.

- Pero tú no tienes ningún concierto, ni ninguna cirugía súper guay, ni...

+ Es verdad.

Me interrumpe.

+ No tengo nada de eso, simplemente tengo nervios, pero estoy bien.

Asegura obligándome a cumplir con mi parte del trato, nos tumba en la cama y tal como habíamos acordado, nos dedicamos a amarnos.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora