Capitulo 537

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Unos golpecitos en la puerta me hacen levantar los ojos que tengo clavados en la carita de Sofía. No paro de mirarla embelesada. Ahora mismo vuelve a estar enganchada a mi pecho, usándome de chupete. La aparto, cubriéndome, pero sin alejarla de mí, adoro tenerla cerquita.

• Me encontré abajo a un chaval que conozco y tres hijas preciosas. Solo me faltó mi niña chica, con la más pequeñita de la familia.

Me saluda con esa sonrisa torcida que le caracteriza.

- Ale.

Sonrío al verle, no esperaba su visita.

• Enhorabuena, corazón.

Me da un abrazo fraternal que me llena de cariño.

• Hola Sofía.

Acaricia su diminuta manita.

• Soy tú tío preferido.

Se presenta gracioso.

• Aunque José o algún otro te venga a decir lo contrario.

Me hace reír.

• Es preciosa.

Asevera mirándome.

• Y tú te me haces mayor.

Otra vez esa sonrisa.

• Pa' vosotras.

Deja un regalo sobre la mesa. Luego voy a abrirlo, con la nena en mis brazos no puedo hacerlo.

- ¿Cómo estas?

Me intereso. La última vez que nos vimos lo estaba dejando con Raquel, y aunque hablamos a menudo, no es lo mismo hacerlo cara a cara.

• Bien.

Promete.

• La que me dijeron que anda algo desanimada eres tú.

- Mi madre es una bocazas.

Me encojo de hombros. Vi que hace un rato Alejandro la llamó y ella se ha ido a hablar al pasillo.

• No te metas con la Pepi, que tendremos problemas.

- Los problemas los tendría yo, sabes que va a defenderte a ti.

Alejandro es como un hijo para ella.

• Solo quería animarte.

La defiende.

• No te vengas abajo, mañana estaréis las dos en casa.

Hoy tendríamos que haber recibido el alta. Sofía nació hace un par de días, pero ha perdido bastante peso y el pediatra ha preferido dejarnos ingresadas un día más.

- Eso espero.

• ¿Puedo?

- Claro.

Le cedo a la niña.

• Disfruta cada segundo, que crecen súper rápido.

Él lo sabe.

- Oye.

Reclamo su atención y me muerdo el labio inferior. Me he puesto nerviosa y todo.

- Que ayer estuve hablando con Gaby...

• Eso está bien.

Interviene gracioso.

- No sabia que he pasarías por aquí, pensaba que recibiría tu visita en casa.

• Iba a hacerlo y llevar a mis niños que se mueren por verte y conocer a esta princesa.

- Os estaremos esperando.

A mi también me hace ilusión verles.

- Pero bueno, que como pensaba que vendrías en otro momento, yo iba hablarte de esto junto a Gaby.

Ahora estará dándole la cena a las enanas.

• Venga, que me tienes intrigado, suelta la bomba.

Río. No hay ninguna bomba.

- Nada, que José va a currarsela para ser el tío favorito, y creo que mi cuñado también.

• Ya, voy a tenerlo difícil, pero yo tengo mis encantos... igual le escribo una canción o le hago alguna chorrada a los otros tíos para dejarles mal.

- Se te va la olla.

Que loco esta, pero si lo que busca es animarme, lo esta consiguiendo.

- Decíamos nosotros que igual no necesitas competir tanto y podrías asegurarte el título siendo su padrino.

Se sorprende. Si que lo hace.

• ¿En serio vais a concederme ese honor?

- Nos encantaría.

Sonreímos.

• ¿Has oído eso, Sofía?

La aleja un poquito de su cuerpo, sin descuidar la cabecita, como mirándola directamente para hablarle.

• Soy tú padrino.

Les miro enternecida.

• Vaya si voy a mimarte, ¿eh, enana?

- Pasa completamente de ti.

Carcajeo. La niña está dormida y no se entera de nada, pero a mi cuasi hermano no parece importarle para continuar con su tierno monólogo.

• Gracias.

Vuelve a dirigirse a mi.

• No me esperaba esto.

Sonrío satisfecha. No habrá un mejor padrino para nuestra hija.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora