Capitulo 506

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Sus brazos me rodean invitándome a desahogarme en su hombro.

Va: Venga, no te agobies tanto... lo hablareis y encontrareis una solución... Estoy segura que con dos pequeñas y una adolescente te ha tocado lidiar con cosas peores.

Sí. Claro que sí. Si Vanesa supiera.

Va: Eres una madraza.

Me aparto para mirarla.

Va: Además yo te lo he contado, pero ahora te queda a ti charlarlo con tu chico, y veréis juntos cómo hablar con Alba.

Mis ojos vuelven a derramar lágrimas.

Va: No me digas que la he liado. ¿Ha pasado algo con Gaby? ¿Lo habéis dejado?

Titubea percatándose de su ausencia y mi actitud.

- No.

Contesto sin dejar de llorar.

- Pero lleva casi dos semanas en Londres y yo no puedo más.

Me hace bien contar con una amiga para descargar lo que siento.

- Ha pasado de todo en su ausencia, le echo de menos y... déjalo.

Suspiro.

Va: Cuéntamelo, anda, te vendrá bien.

Me invita a convertirla en mi confidente como tantas otras veces hemos sido una de la otra.

- Creo que va a quedarse más de lo planificado.

Advierto mi gran temor.

Va: ¿Y eso?

- Tuvo que viajar por su hermana, está con una depresión fuerte.

Le cuento.

- Y no le reconozco.

Se me escapa un puchero.

- Le pedí que cambiara el boleto argumentando que le necesitaba en casa...

Expongo.

- Luego le dije que no lo hiciera.

Admito algo arrepentida.

- Pero tardé un día, Vane... En cualquier otro momento le hubiese tenido conmigo esa misma noche. Está cegado por Daniela, no presta atención a nada más.

Va: ¿Y por qué le dijiste que no lo cambiara?

- Porque si mi cuñada hace alguna locura no me lo perdonaría nunca.

Va: Y porque esperabas que no te hiciera caso y viniera corriendo.

Sentencia.

Yo asiento con la cabeza, dándole la razón. Muerdo mi labio inferior y dejo caer más lágrimas.

- Creía que iba a darse cuenta de todo lo que le necesito conmigo... le he contado lo mal que se está portando Lucía, que tengo unas pesadillas que flipas, que Danka me ha dado un susto de muerte, que Camila estuvo mala de la tripa y yo me puse a vomitar con ella.

Enumero algunas de las cosas que recuerdo.

- Tuve que llamar a mi madre cuando el que tendría que estar es él.

Sollozo.

- Y ahora esto.

Me lamento por la discusión que se avecina con la primogénita.

Va: Jo...

- Lo peor es que me da rabia cada vez que me cuenta que ha salido a pasear con Dana. Sé que ella necesita distraerse, pero...

Resoplo.

- Estoy celosa de mi cuñada, joder.

Confieso recriminándome por lo absurda que estoy siendo.

Otra vez el llanto me ataca. Estos días se ha empeñado conmigo, dándome apenas tregua.

Va: No te tortures con eso. No estás celosa de tu cuñada, sino de poder tener a tu chico cerca.

Me hace ver las cosas de otra manera.

Va: Yo creo que es normal... Has aguantado mogollón.

Agradezco su comprensión. Estoy tan trastocada con todo esto que ya no sé si llevo razón o soy una egoísta sin límites.

Va: Además, no tengo hijos, pero puedo imaginarme lo difícil que es hacerse cargo de todo con las hormonas alteradas por otro en camino.

- Otra.

Le cuento con la primera sonrisa desde que me ha llamado por teléfono.

- Es una niña.

Va: Que ilusión más grande.

Me abraza.

Va: Una mini Malú.

El ruido de la puerta nos interrumpe.

A: Hola mamá.

Avanza hasta el salón.

A: Vanesa...

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora