Capitulo 435

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Respiramos agitados en una batalla de placer y pasión. Sus manos recorren mi cuerpo, erizándome cada trocito de piel, y las mías el suyo, haciéndolo mío en cada movimiento.

+ Eres tan bonita.

Se detiene y me contempla, desnuda y entregada a él. Al único hombre que se ha ganado todo de mí, mi cuerpo y mi alma.

- Ni se te ocurra dejar de hacer eso.

Imploro, aunque con voz autoritaria cuando su boca es la encargada de hacerme ahogar los gemidos apretando con todas mis fuerzas las sábanas por no gritar. Despertaría a toda la ciudad del placer que estoy sintiendo. Lo que me está haciendo allí abajo me tiene en las puertas del mismísimo paraíso.

- Jo-der, no... pares.

Vuelvo a rogar con dificultad, arqueando mi espalda.

- ¡Agh, Gaby!

Su nombre sale de mis labios en un murmuro extasiado.

Con una preciosa sonrisa vuelve a ponerse a mi altura, acariciando mi frente. Aparta un mechón de pelo que se me ha quedado con el sudor y tras darme el tiempo que necesito para reponerme, vuelve a enganchar nuestros cuerpos en un segundo asalto, como si fuésemos dos piezas de un rompecabezas que encajan a la perfección. Nuestras caderas bailan al compás de la música que brota de nuestros suspiros llenos de placer.

- Te quiero.

Prometo bajito, buscando apaciguar el ritmo alterado de mi respiración.

+ Yo te quiero más.

Confirma tumbándose a mi lado. Niego sonriente.

+ ¿Te has quedado a gusto, fiera?

Pregunta gracioso cuando ronroneo atestiguando que disfruto de las cosquillas que hace en mi brazo.

- Mucho.

Le miro embelesada.

Mi cabeza comienza a divagar y aparecen imágenes del pasado, en las que me veo a mi misma sufriendo por la soledad, soñando con formar una familia, con ser mamá, preguntándome si algún día llegaría la persona que me robe el sueño y vuelvo a él. Quien en vez de quitármelo, me hace dormir en paz, que derribó mis temores y luchó contra mis fantasmas, enseñándome que la única compañía que necesito, es la suya, que me cogió de la mano para cumplir juntos los anhelos de mi infancia. Que es él, el amor de mi vida.

Toco el anillo que adorna mi mano y vuelvo a hacerme consciente que pasaré el resto de mis días junto a él, si la felicidad no es esto, pues será que no debe existir.

Me giro para clavar mi mirada en sus ojos verdes.

- Te quiero con locura.

Prometo honesta.

+ Yo te quiero a ti, bonita.

Beso sus labios y tras acomodarme entre sus brazos me entrego a Morfeo.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora