Capitulo 445

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+ ¿Que haces?

- Altero un poquito a mi gente.

Sonríe pícara, sin levantar la mirada de su móvil.

Me asomo y la veo contestando algunos mensajes en las redes.

- Son más monos.

+ A ver...

Leo algunos de los que le llegan. No termina de parecerme vertiginoso ser alguien tan importante para tanta gente que ni conoce.

+ Que fuerte, ¿no?

- ¿El que?

+ Que te quieran tanto, no sé, me quieren a mi, a las chicas por extensión tuya... y la mayoría ni nos ha visto.

- Sí... es bonito.

Asegura.

Recuerdo cuando Alba la veía solo como fan, o Amanda. Siempre me costó entenderlas, y habría jurado que a Malú le valía, pero a su lado he aprendido que me equivocaba. Que han calado hasta sus huesos. Que verdaderamente son su otra familia. Que la hacen feliz. Muy feliz.

- Es un amor tan sincero.

Me explica reflexiva.

- Soy un poco inconsciente de la magnitud de todo esto.

Admite.

- Pero me quieren sin pedir nada, lo único que puedo darles es lo mejor de mí en mi trabajo, y con eso les basta.

Piensa por unos segundos. El móvil ya ha pasado a un segundo plano y su mirada está fija en la mía.

- Las relaciones suelen ser más egoístas. La gente se cansa de entregar sin recibir nada a cambio... y ellos no, siguen allí, al pie del cañón.

Que bonito habla de su gente. Y cuánta verdad hay en lo que dice.

- Les echo de menos.

Piensa en el escenario. Es allí donde verdaderamente les siente.

- Espero que tomen bien lo del embarazo, y que voy a tardar un poquito más en volver.

Me revela sus miedos.

+ Estoy seguro que lo harán.

Se encoge de hombros.

- Quiero hacerlo, creo que llegó el momento de contarles también a ellos.

+ Vale. ¿Vas a hacer un directo?

- No.

Niega rotunda.

- Suelen ser súper respetuosos, pero algunos se pasan de listos y no me apetece.

+ ¿Qué planea esa cabecita loca?

- Nada. Solo una foto del chupete que nos regaló Vero antes de irse. Tu mano y la mía. Nada más.

+ ¿Ahora?

- No, mañana. Ya les he contestado algunos mensajes y no quiero mezclar las cosas.

+ Como tu lo veas.

Me da un pico. La acuno entre mis brazos y juntos nos entregamos a Morfeo entre mimos y palabras bonitas. Si ellos que no la conocen la quieren tanto, imaginaros yo, que tengo la fortuna de amanecer a su lado cada mañana, de conocer sus imperfecciones que la hacen perfecta y de compartir mi vida con ella.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora