Capitulo 575

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Narra Malú

El contraste de los fríos azulejos en mi espalda y el calor que desprenden nuestros cuerpos excitados a la par de su respiración alterada chocando con mi cuello me estremece. El agua de la ducha se mezcla con las gotitas de sudor que ambos desprendemos y nuestras caderas bailan una coreografía perfecta, aún sin hacernos uno. Buscamos el contacto, sintiéndonos de la forma que más nos gusta.

+ Eres tan bonita.

Sus ojos me recorren llenos de pasión.

- Hazlo ya.

Ruego con dificultad. Sus dedos bailando en mi interior me hacen perder la razón, pero se niega a hacer lo que le pido. Aparta su mano y deja un reguero de besos que bajan desde mi cuello hasta el monte de Venus, donde levanta la mirada por algunos segundos y luego sigue avanzando hasta mi intimidad.

+ Abre un poco.

Se hace sitio y es su lengua la que se encarga de hacerme tocar las estrellas.

- Me tiemblan las piernas.

Advierto sin soltar los mechones de pelo que le he tirado, incapaz de abrir los ojos aún.

- Joder.

Exclamo. Ha sido el mismísimo paraíso.

- Hazme tuya.

Lejos de estar satisfecha, necesito sentirle dentro. Convertirnos en uno, en cuerpo y alma. Esta vez no opone resistencia y se clava en mi interior haciendo que esa maravillosa corriente eléctrica vuelva a recorrerme de pies a cabeza.

+ Ven aquí.

Me rodea en un tierno abrazo. El deseo ha dado paso a los mimos, y pasamos los siguientes minutos llenándonos de arrumacos varios.

- Te quiero tanto.

Prometo.

+ No como yo te quiero a ti.

Frota su nariz con la mía, haciéndome sonreír embobada.

- Quiero que pasen los años y seguir estando loca por ti.

Le digo bajito, ya en la cama, acurrucada entre sus brazos en medio de la penumbra. Estábamos a punto de dormir, pero he interrumpido el silencio para compartir con él mi reflexión.

+ ¿Estas loca por mi?

Me giro para verle. Espero que esté de coña.

- Jodidamente loca.

+ Eso si lo sé.

Ríe y atrapa mi cara entre sus manos besándome. Sonrío en sus labios, y sin verlo, siento como el también lo hace. ¿Hay acaso una mejor manera de acabar el día?

Vuelvo a acomodarme para dormir bien pegadita a su cuerpo. Cierro los ojos y antes de caer rendida la pantalla de mi móvil ilumina nuestra oscura habitación. Es tarde, nadie suele escribir a estas horas a menos que sea importante, pero supongo que si fuese alguna urgencia, llamarían.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora