Capitulo 593

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Narra Gaby

La veo sollozar deshaciéndose en perdón y sus lágrimas me pueden. Nunca he podido resistirme a su llanto.

+ Ven aquí, anda.

Abro mis brazos invitándola a refugiarse en mi. No tarda en hacerlo, aferrándose como un náufrago en alta mar.

- Lo siento.

Musita en mi oído.

+ Ya está, vamos a olvidarlo.

- No puedo olvidar que te hice daño.

Beso sus labios dulcemente.

+ Si puedes, yo ya lo he hecho.

Acaricio sus mejillas, llevándome los rastros de humedad con mis pulgares.

Busca mi boca. Dejando suaves besos por mi mandíbula hasta capturar mis labios.

- Te quiero mucho.

+ Y yo a ti, cariño.

- Hazme el amor.

Me pide con esa mirada que reconozco tan bien, y que tan poco me gusta. Cuando quiere convertirnos en uno, se ocupa ella sola de encenderme. Este pedido solo viene con preocupaciones o dolor.

+ ¿Qué pasa?

Muerde su labio inferior y vuelve a devorar los míos, evitando así, volver a llorar.

+ ¿Qué te tiene así?

Pregunto recorriendo su abdomen con caricias. No voy a negarme a complacerla.

- Más abajo.

Guía mi mano hacia el vértice de sus piernas. La acaricio perdiéndome en sus pliegues, deleitándome con sus suspiros y luego cuelo dos de mis dedos consiguiendo que un gruñido de placer escape de su boca. Mis besos no dejan de atender el resto de su anatomía.

- Alba.

Pronuncia con dificultad. Mis dedos bailando en su interior la tienen alterada.

- Me preocupa Alba.

Confiesa por fin.

- Más adentro.

Levanta sus caderas, buscando el contacto. Aumento el ritmo, introduciendo un dedo más. No tarda en arquear la espalda y yo mismo siento como sus músculos se contraen.

Le doy una tregua que utilizo para dejarle alguna marca cerca del cuello. En este juego no valen las preguntas. Sé que ella sola va a sincerarse cuando se sienta preparada y yo me limito a consentirla.

+ Abre un poco.

Me hago espacio entre sus piernas y la penetro con parsimonia.

- Lo ha dejado con Iván.

Me cuenta dejándome desconcertado. No me esperaba la noticia ni tampoco que mi hija no me lo haya contado.

- Sigue.

Jadea clavándome las uñas en la espalda.

- Me lo ha dicho él, no ella.

La embisto con mayor velocidad.

- No estoy segura de que no esté con alguno de su nuevo grupo.

Escucho atento, sin dejar de hacerla mía.

- No me gustan esos chavales.

Eso lo sé. Tampoco a mi y lo hemos hablado varías veces. Su duda únicamente consigue que me gusten menos que antes.

- Aghh más.

Grita. Está a puntito.

- Ya no me tiene confianza...

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora