Capitulo 509

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- Tenemos que hablar.

Miro a Alba que entra a la cocina a por una fruta. Lleva tres días sin apenas dirigirme la palabra.

A: Ya me has dicho todo lo que necesitaba escuchar.

- Alba, no seas cría.

A: No sé por qué te extraña que lo sea. Tu misma me has dicho que me creías más madura... pues resulta que no lo soy.

- Te presentaste a la voz sin permiso.

Le recuerdo.

- ¿Pretendes que no me enfade?

A: Si te soy honesta, pensaba que lo harías al principio y que en algún momento iba a recibir tu apoyo, pero ya me han avisado que estoy fuera gracias a ti.

- Siéntate.

Le pido señalando los taburetes junto a la isla. Yo también lo hago.

- Hay muchas cosas de este mundo que desconoces.

Me refiero a la fama.

A: Y que podría empezar a conocer.

- No así.

A: ¿Por qué no?

- Porque eres mi hija.

A: Llegue a las audiciones solita, sin que tú me ayudes en nada, solo a que me saquen.

Me recrimina llena de rabia.

A: Les gustó mi voz.

- Eso lo sabemos nosotras, no el público ni la prensa.

Le explico, tratando de mantener la calma.

- Alba, tú no tienes idea lo que es vivir con todo el país hablando de ti.

Ojalá yo tampoco lo supiera. Jamas podré acostumbrarme a ello.

- Y tu paso por el programa, solo haría que lo hagan de forma negativa.

Intento agarrar su mano, pero la aparta de inmediato.

- Yo sé que tienes una voz preciosa, pero la mayoría de los que se presentan allí la tienen, y no hay forma de ocultar que eres mi hija, todos te conocen.

A: Pero tú ya no eres coach.

- Pero mis amigos sí y no es justo para ellos que se ponga en duda su profesionalismo. Hablarían de ti y también de ellos.

Le explico.

- Yo no dudo de tu talento, pero la gente comentaría que, donde sea que llegues lo harías por mi enchufe.

Apostaría a que esta idea nunca se cruzó por su cabeza.

- "Pasaron a la hija de Malú", "Es obvio que Vanesa iba a salvarla, es hija de Malú", "Si Vanesa la echa, otro la robaría".

Menciono sólo unos pocos ejemplos de lo que podría decirse.

Su gesto empieza a relajarse. Creo que por fin empieza a dejar de verme como su enemiga.

A: Pero...

Niego, pidiéndole que me deje terminar de hablar.

- Yo no quiero que te dediques a la música ahora.

Admito.

- Aún eres pequeña y tienes mucho por vivir, pero si más adelante quieres hacerlo, yo voy a apoyarte.

Prometo.

- En esto, o en lo que sea que te haga feliz.

Eso es lo único que me importa. Que las chicas sean felices.

- Pero tienes que hacer las cosas bien... Habla conmigo y con papá, no puedes tomar desiciones así de importantes a nuestras espaldas.

A: Lo siento.

Se disculpa avergonzada.

A: No pensé en nada de eso, solo en que vosotros no me dejaríais.

- Ven aquí y dame un abrazo, anda.

Estiro mis brazos para recibirla.

- Que estos días que te has pasado enfurruñada te he echado mucho de menos.

A: Mamá.

Se aparta para mirarme.

A: ¿Por qué no le contaste nada a papá?

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora