Capitulo 540

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+ Creo que tiene hambre.

Aparezco con prisa en nuestra habitación. Me tumbé con Cami en su cama y caí rendida junto a ella, hasta que el llanto de Sofía me ha desvelado.

- Trae.

Me siento apoyada en la cabecera. La niña no tarda ni cinco segundos en engancharse a mi pecho. Succiona con desesperación.

+ Ya he dicho yo desde el primer momento que es una tragona como alguien que conozco.

- No te atrevas a llamarme gorda.

Levanto el dedo índice, advirtiéndole graciosa.

+ No lo eres.

Niega rotundo.

+ Aunque no me explico el como.

Agrega por lo bajo, haciéndome reír.

- Te he oído, imbécil.

Le lanzo una almohada, que no necesita esquivar. Vaya mal tiro. Es lo que tiene entrar en una guerra con nuestra hija en mi pecho.

+ Pero si no he dicho nada.

Se excusa con cara de niño bueno.

- Piri si ni hi dichi nidi.

+ Venga, si sabes que eres la más guapa.

- Ya claro, hazme la pelota ahora.

Se acomoda a mi lado. Un cómodo silencio reina entre nosotros. Solamente el mamar de nuestra hija se escucha. Podría quedarme a vivir en este momento.

..

+ A ver si nos das una buena noche.

Le habla a Sofía mientras le cambia el pañal.

+ Que nos tienes agotados.

Besa sus piececillos.

Menuda puntualidad para comer. He parido un reloj.

- Voy a darme una ducha.

+ ¿Me estás invitando a que me cuele en ella?

Arquea una ceja.

+ Mira que no podemos, estas en cuarentena.

- Idiota, ni falta hace que me lo recuerdes.

Protesto adolorida, él lo sabe, solo busca picarme.

+ Anda, que ahora te subo un analgésico y luego te hago unos mimos para que te duermas.

Ni falta hace que lo haga, podría dormirme de pie bajo el agua con lo cansada que estoy, pero estaría tonta si me negase a recibir sus caricias.

- Me apetece mucho ese plan.

Deja a Sofi en la cuna que hemos montado pegada a mi cama y luego es el mismo quien abre el grifo, dejando que el baño de llene de vaho.

+ Ya está, bien calentita, como te gusta.

- Gracias.

Dejo un pico en sus labios y cierro la puerta para desnudarme. Que bien me sientan las gotitas que caen por todo mi cuerpo. Estaba deseando volver a ducharme en casa.

Salgo y me envuelvo en el albornoz. Busco el bote de crema para embadurnar mi cuerpo y luego me coloco el pijama. Sus brazos ya me esperan abiertos en la cama.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora