A: ¿Mamá?
Su cara es un cuadro.
A: ¿Qué haces despierta?
- Eso mismo me pregunto yo, Alba, ¿Qué haces despierta?
A: Me encontraba un poco mal, y he salido a que me de el aire.
- A la calle...
La ropa la delata.
A: Sí.
- Una chica de 18 años, sola.
Remarco la última palabra.
- A las cuatro de la madrugada, teniendo jardín.
A: ¿Qué problema hay?
- ¿En serio necesitas que te lo explique?
A: Soy mayor de edad, puedo hacer lo que quiera.
- Te equivocas, señorita.
La corrijo.
- Vives con nosotros, por lo que debes seguir nuestras normas.
A: Siento haber salido de mi habitación, mamá.
Se disculpa irónica.
A: Pensé que tenía permiso para salir a la calle. ¿Puedo ir mañana a la universidad o me tenéis que acompañar vosotros como a las niñas al colegio?
La forma en que la miro con desaprobación la hace retractarse. No hace falta decir nada.
A: Lo siento.
Murmura con desgana.
- ¿Con quien estabas?
A: Tu ya has dicho que sola.
- Y sé perfectamente que no es así.
A: ¿Acaso cambia con quien estaba?
Refunfuña.
A: ¿Si era Hugo o Hector, te hace diferencia? No has querido darle la oportunidad a ninguno.
- Razones me das.
A: Yo no te doy razones, tu te has cerrado en banda a ellos desde que les conozco.
- Y tu actitud solo me demuestra que tengo razón.
A: No la tienes. Son buenos chicos.
Les defiende.
A: Y también los son Mariano, Esteban y Ainhoa.
Termina de enumerarles. Aquel dichoso grupo de cinco adolescentes que no hace más que traerme preocupaciones y disgustos.
- Las buenas personas, Alba, son buenas en sus relaciones, buenos compañeros, buenos consejeros, buenos amigos. Y ninguno está demostrando ser nada de ello contigo.
A: No puedes saberlo. Han estado mucho más para mi en este corto tiempo que otras personas que conozco de hace mucho.
- Yo no he mencionado el tiempo. Las amistades se consolidan con el tiempo, sí, pero empiezan en algún momento y se puede ser un amigo estupendo en nada.
A: Pues todos ellos han demostrado ser mis amigos. Me están apoyando mucho en algo difícil.
- ¿No será que tu dificultad les viene bien?
A: No lo pillo.
- Sea cuál sea tu problema, nosotros también podemos apoyarte, Alba. Somos tu familia.
Le recuerdo sin mencionar que ya me he enterado de su ruptura con Iván. Quiero que sea ella la que me lo cuente.
La veo dudar por algunos instantes.
A: Iván y yo lo hemos dejado.
Abro mis brazos invitándola a encontrar cobijo. Me asombro cuando lo rechaza.
A: Estaba triste, Hugo y Ainhoa han venido a verme. ¿Eso no es ser buenos amigos?
- No.
Sentencio ganándome su mirada anonadada.
ESTÁS LEYENDO
Solo el amor nos salvará (tercera parte)
FanfictionNovela inventada. La historia de amor de Malú y Gaby, una pareja que enamora. Por la cantidad de capítulos he tenido que continuar la novela como una nueva historia, pero es la misma (primera y segunda parte en el perfil). Espero que os siga gustand...