Capitulo 584

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Narra Malú

- Lo siento.

Musito en el oído de mi mejor amiga al despedirme de ella con un fuerte abrazo, la voz rota y los ojos rojos de tanto llorar. No llevo ni 24 horas aquí y ya le he traído más disgustos que otra cosa.

V: No pidas perdón, estás haciendo lo que cualquier madre haría en tu lugar.

Me reconforta. Sorbo la nariz y le regalo lo más parecido a una sonrisa que consigo esbozar, agradeciendo su comprensión.

V: Cami va a aparecer y todo será un mal recuerdo.

Asiento con un gesto. El nudo en la garganta no me permite gesticular palabra.

V: Te quiero mucho.

- También yo.

V: No te olvides de avisarme cuando la encontréis.

- No lo haré.

Acaricia los mofletes de Sofía que duerme en su carrito y vuelve a abrazarme.

V: Vete ya.

¿Por qué cuando queremos que el tiempo pase volando se ralentiza de tal forma que los segundos parecen horas y los minutos años?

El viaje en avión es una puñetera pesadilla. Sofía llora la mayor parte del trayecto, los pasajeros no hacen más que quejarse por sus lloros y mi pánico a aterrizar sin saber aún el paradero de Camila incrementa con las lágrimas de mi hija.

# Pareces agobiada, ¿puedo ayudarte?

Una señora algo mayor que yo se acerca a mi asiento.

Niego sin poder contener el llanto.

# Joder, pero si eres Malú, mis hijas te adoran.

Divaga, pero parece darse cuenta rápidamente de que no estoy para ponerme en el rol de la cantante que llena estadios y simplemente me regala una mirada compasiva.

# Si es que necesitas algo, no dudes en pedírmelo.

- Gracias.

Acuno a Sofi, susurrándole la canción que compuse para ella bien bajito, de manera casi inaudible, meciéndola con delicadeza mientras mis lágrimas dejan un recorrido húmedo al deslizarse por mis mejillas. Aquella mujer no me quita los ojos de encima. Agradezco cuando avisan por los altavoces que ya vamos a aterrizar, el vuelo se me ha hecho más largo que aquellos en los que tengo que cruzar el charco. Empiezo a entender a que se refieren cuando dicen que el tiempo es relativo.

Avanzo con prisa por el aeropuerto. Necesito salir cuanto antes. Rebusco en mi bolso el móvil para llamar a Gaby. Necesito noticias. Noticias que no me da. Ni siquiera me lo coge.

Otra vez las lágrimas se convierten en mis fieles compañeras, obligándome a limpiarlas con el filo de mi mano cuando varios seguratas se acercan a mí.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora