Capitulo 572

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Narra Malú

A: Mamá.

Despierto sobresaltada con los murmuros de Alba.

A: Ya estoy aquí.

Me incorporo adormilada.

- ¿Qué hora es?

A: Rozan las tres.

- ¿Te has divertido?

Pregunto con los ojos entornados.

A: Sí, muchísimo.

Asiento aún algo perezosa. Mis párpados luchan por no cerrarse.

A: El hermano de la novia de Elena estaba con unos amigos súper majos, pero ellos se fueron a acabar la fiesta en otro sitio y el tío no quiso que les acompañemos. Intercambiamos números, ojalá verles otra vez.

Sonríe.

A: Son tan divertidos.

Me sorprende que de aquel garito se fuesen a acabar la fiesta en otro sitio. Digamos que no era un local que brillaba por su buena reputación, ¿para que seguir la juerga en otro lugar? No es un detalle que deje de reclamar mi atención, pero no digo nada a Alba.

- Vamos a dormir, anda.

A: Buenas noches.

- Descansa, cielo.

No tardo en volver a tumbarme. Busco el calor que solo el cuerpo de Gaby puede otorgarme acurrucándome entre sus brazos. Son ellos los que siempre consiguen calmar mi desasosiego, y aunque estoy agotada, no puedo apartar la preocupación de mi cabeza.

Narra Gaby

Sentado frente a la mesa de mis padres dejo el tenedor sobre el plato con lo poco que he dejado de tarta de queso. Como tantos domingos nos hemos reunido aquí para comer juntos.

He engullido suficiente y aunque mi madre cocina de maravilla, estoy satisfecho.

Observo aletargado como cada uno va a su bola. Malú charla con Marta y mi madre animadamente, papá y Luis discuten sobre fútbol, Alba se pone al día con Dana, y David, su marido, juega en el jardín con todos los niños. Vaya familia más bonita y loca a la vez.

Un cacho de pan que vuela hasta mi me hace regresar a la comida.

- Te has quedao' empanao'

Le devuelvo el trozo con un poco más de fuerza, dándole en la frente y haciendo reír a quienes nos miran.

E: Sois dos críos.

Protesta alegre. Sé que a mi madre le hace bien verme feliz con Malú.

E: Mirad lo que le enseñáis a mi nieta.

Acaricia los mofletes de Sofía que descansa en sus brazos. Hemos insistido en dejarla en su carrito, pero mamá no está dispuesta a soltarla. La consiente demasiado.

M: El problema son los mayores.

Señala a sus hijos y a las nuestras.

M: Que parecen distraídos y luego en casa, ¡zasca! Ya veréis esta noche cuando les dé de cenar.

Añade mi cuñada.

+ Si Lucía te tira el pan, ya sabes de quien es la culpa, tú has empezado.

La señalo gracioso, desentendiéndome de mi responsabilidad como cuál niño que reniega de sus travesuras.

- Mira, si ese bicho solo tirase el pan, bien estaríamos.

E: En eso le doy la razón a Malú.

+ Cualquiera se la daría.

Río algo resignado. Menudo trasto es la tercera de nuestras hijas.

= Papi yo manchó.

Viene corriendo con una fingida carita de preocupación. Se ha puesto perdida.

- Hablando de Roma.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora